La política emprendida por la falsa oposición venezolana y el interinato de Guaidó parece buscar varios objetivos, pero ninguno de ellos se plantea o conduce a sacar al chavismo del poder. Por el contrario, si algo parece asegurado es el atornillamiento del régimen chavista gracias precisamente a una postura entreguista y colaboracionista auspiciada por los partidos del G4 y ejercitada por el hamponato interino. Esta postura se desagrega en tres componentes fundamentales: Las elecciones, las negociaciones con el chavismo y el manejo de los activos de Venezuela en el exterior.
La
tesis electoral insiste en participar en elecciones regionales y pedir el
Referéndum revocatorio como fórmulas para pavimentar la participación en una
elección presidencial donde se espera derrotar al chavismo y que este entregue
pacíficamente el poder. Esta visión es al mismo tiempo cínica e ingenua. Solo
desde el más absoluto cinismo se podría pensar que el estado chavista ofrece
garantías para la participación política. Esto ha arrastrado a los falsos
opositores a iniciar sus discursos políticos con infames declaraciones de
fidelidad a la constitución chavista de 1999 para probar hasta la saciedad que
no buscan destruir al estado chavista que les permite participar.
Igualmente,
solo desde la más inaceptable ingenuidad se podría esperar que ante una
eventual derrota los órganos del estado chavista permitan un cambio de gobierno
o más aún su propio desmantelamiento. Pero este es precisamente el relato que
la falsa oposición ha usado para validar su postura política. Esta falacia ha
sido destruida por la realidad cada vez que los mecanismos del estado chavista
se activan invocando su pseudo legalidad para adjudicar gobernaciones y
alcaldías a su antojo o cancelar la convocatoria al Referéndum Revocatorio con
los tecnicismos más pueriles. Pero aun así la falsa oposición insiste en que
solo dentro del estricto marco del régimen chavista y respetando celosamente su
legalidad es que se podrá algún día lograr el cambio político.
Como
un refuerzo a la tesis electoral la falsa oposición insiste en buscar una
negociación directa con el chavismo para lograr no se sabe qué. La táctica de
las negociaciones ha sido una de las más manoseadas por el chavismo y la falsa
oposición en los últimos veinte años. Se han emprendido rondas de negociaciones
invocando una variedad de excusas que siempre terminan en concesiones ridículas
o ninguna concesión por parte del chavismo. Para lo que sí han servido estas
negociaciones es para darle tiempo al chavismo que siga adelante en su proyecto
de desmantelar al estado nacional y su suplantación por el estado chavista.
Esto prácticamente anula la perspectiva de una transición pacífica al no contar
la sociedad venezolana con instituciones garantes del estado de derecho sino
más bien estar sometida por organismos serviles a la orden del chavismo tales
como las fuerzas armadas.
En
estas negociaciones la falsa oposición ha practicado casi todas las formas
posibles de servilismo y apareamiento con el régimen chavista en la esperanza
de lograr algo que cada vez luce tan indeterminado como inalcanzable. Lo último
ha sido la petición de Juan Guaidó al gobierno de los Estados Unidos de
levantar las sanciones al régimen chavista como un incentivo (¡otro más!) antes
de regresar a la mesa de negociaciones en México. Así la falsa oposición sigue
intentando entenderse con el chavismo desde una posición de absoluta debilidad.
Y
es que ni siquiera el “apoyo” de los Estados Unidos al interinato cambia la
esencia débil de esa postura pues lo único que ha logrado es evidenciar el más
rotundo fracaso mientras el chavismo aumenta su poder en Venezuela. El respaldo
del gobierno norteamericano al interinato de Guaidó en la forma blandengue como
lo han hecho sólo ha servido para hacer el ridículo en la diplomacia mundial e
incentivar la corrupción y robo desde el hamponato interino
Aquí
surge el tercer componente de esta política de la falsa oposición. Derivado del
apoyo diplomático que los Estados Unidos le ofrece el llamado gobierno interino
ha sido puesto en la posición privilegiada de administrar los activos de Venezuela
en el exterior sin rendirle cuentas a nadie. Dineros de Monómeros, Citgo y la
ayuda humanitaria internacional para Venezuela ha ido a parar a las cajas
chicas de los dueños de las franquicias partidistas del G4. El apoyo
diplomático solo ha servido para legitimar este saqueo a la nación venezolana
tan condenable como el que actualmente perpetran los chavistas en el territorio
nacional. Sin timidez ni recato Juan Guaidó de verdad espera seguir manejando
todos esos recursos sin más limitaciones que su propios antojos y hasta el día
que caiga el chavismo que no será pronto si esto sigue influenciado por los
bandazos de la falsa oposición.
La
petición que recientemente le hizo Guaido públicamente a los Estados Unidos para levantar las
sanciones al régimen chavista solo ratifican esa secuencia de posturas
improvisadas y erráticas que desalientan y desmovilizan la lucha contra el
régimen al promover ilusiones fantásticas y electorales. Ofrecerle al chavismo
el levantamiento de las sanciones a cambio de nada es la misma tesis que ha
fracasado en los últimos veinte años. Es la típica táctica que usa la falsa
oposición para aparentar que es alternativa frente al chavismo con una política
que como ya ha sido demostrado por la realidad, va de ningún lado a ninguna
parte.- @humbertotweets
No hay comentarios.:
Publicar un comentario