Las victorias de la oposición /MUD en el 2015 para la elección de la Asamblea Nacional y la del 28 de julio de 2024 para elegir al Presidente de la República fueron indiscutibles. Ambos, en su momento, sirvieron para reavivar la ilusión electoral como forma viable para salir del chavismo.
Y no podía ser de otra forma pues en ambas situaciones se
argumentaba que a pesar del fraude electoral masivo y sistemático era posible
ganarle con votos al chavismo.
Esta premisa sostenida con
palitos de fósforo llevaba a otra mucho más endeble que sugería que de ser
derrotado el chavismo no tendría otra salida que emprender un proceso de
transición para entregar el poder.
Sin embargo, cada vez que el chavismo ha sido expuesto a una derrota
electoral no ha dudado en recurrir a su legalidad para corregir la situación y
adjudicarse un triunfo avalado por sus propias instituciones.
De poco o nada ha servido demostrarle al mundo que el chavismo hace
fraude para ganar y que cuando a pesar del fraude pierde entonces “legalmente”
arrebata.
Hasta los países aliados del chavismo se cuidan de avalar los
métodos chavistas para permanecer en el poder. Por mucha legalidad que invoque
el chavismo es evidente que estamos frente a un régimen que no tiene la
vocación de entregar el poder jamás.
A pesar de esto la oposición al chavismo parece seguir anclada en la
tesis electoral desde hace 25 años. La vía electoral es la forma que usa el
chavismo para meter en el carril a la oposición y que esta, de alguna forma,
aunque sea bajo protesta, tenga que aceptar ser parte del juego legitimador con
unas normas y una legalidad que siempre van a actuar en su contra.
No hay forma que la oposición considere otras formas de lucha política
y de organización que no sea participando en las elecciones que organiza el
chavismo. Y cuando se anuncian los resultados del fraude o del asalto a mano
armada, como ocurrió el 28 de julio, esa oposición se queja y protesta como si
no hubiese sido debidamente advertida de las consecuencias.
A estas alturas la oposición venezolana (MUD) no solo carece de un
plan político para sacar al chavismo del poder sino que como resultado de su
incapacidad para caracterizar al adversario tampoco tienen opciones que no sean
seguir participando en elecciones organizadas por el chavismo.
La ausencia de un plan y una estrategia se puede constatar con las
expectativas que rodearon al 10 de enero y el posible regreso de Edmundo
Gonzalez a Venezuela para juramentarse como Presidente. Eso no solo no ocurrió
sino que Gonzalez quedó reducido a flotar en un limbo a merced de la lastima
internacional que le reconoce una victoria moral imposible de cobrar en las
actuales circunstancias.
Tampoco la oposición/MUD tiene mayores alternativas y opciones en el
futuro porque prisionera como lo es de su dogma electoral tendrá que regresar
irreversiblemente a la talanquera electoral que es la única que le garantiza a
sus clientelas seguras transferencias de recursos y favores para continuar en
la próspera industria electoral venezolana.
Sin opciones y sin plan ese sector de la oposición venezolana (MUD)
seguirá siendo reactivo a las arremetidas del chavismo y lo más seguro es que
siga naufragando entre el espontaneísmo y la improvisación.- @humbertotweets
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