De alguna manera los venezolanos que hemos venido siguiendo el proceso desde 1999 hemos visto el progresivo desplome del antiguo régimen político para dar paso a una nueva forma de Estado fascista y totalitario.
Sin embargo, una de las particularidades del fascismo chavista del
siglo XXI es que parece facilitarle el trabajo a sus aliados internacionales
hasta ahora, y a diferencia de Cuba, permitía unas farsas electorales para dar
una caricaturesca apariencia democrática y lanzarle unas migajas clientelares a
la falsa oposición.
Durante muchos años María Corina Machado estuvo al frente de un
movimiento que representaba la mayoritaria opinión del país en contra de
participar en esas estafas electorales orquestadas por el chavismo, lo cual la
desmarcaba de la MUD y la presentaba como una líder con un planteamiento
realista y diferente. Para evitar confusiones siempre hay que recordar que la
popularidad y el liderazgo de María Corina Machado crecieron y se fortalecieron
luchado precisamente en contra de las tesis electorales siempre defendidas por
la falsa oposición agrupada en la MUD/PUD.
Hoy resulta claro que el cálculo político de María Corina consistía
en usar su popularidad y liderazgo para hacerlo valer dentro de los predios de
la MUD/PUD para asumir la jefatura de ese bloque que antes la despreciaba. Es
este propósito y no otro lo que lleva a Machado a dar un gran viraje en su
postura política demostrando un pragmatismo militante aunque muchos veamos en
la jugada una combinación insólita de cinismo y oportunismo.
Sin sentirse obligada a explicar su súbito e inesperado cambio de
postura, María Corina Machado pivotó de abogar por una resistencia frente a la
estafa electoral chavista a convertirse en la más ferviente defensora de la
tesis del voto como la vía para sacar al chavismo del poder.
El giro emprendido por María Corina produjo resultados. Como era de
esperar los operadores de la falsa oposición le dieron le dieron la bienvenida
a la nueva María Corina que, según ellos, finalmente había madurado
políticamente y entrado en razón. Muchos de quienes acompañamos a María Corina
de la primera etapa con sus tesis contra la estafa electoral quedamos
sorprendidos. Pero muchos otros cayeron fácilmente en la trampa y sucumbieron
ante el engaño.
La conclusión que se presentaba era obvia pero engañosa. Si María
Corina Machado apoya la tesis electoral es porque seguramente si hay una forma
de ganarle al chavismo con votos, una forma secreta, casi esotérica, que los
otros no vieron pero ella sí. Con su viraje María Corina Machado volvió a
revivir las ya abandonadas ilusiones y fantasías electorales en una posición se
pensaba había madurado en la mayoría de la población pero que súbitamente perdió
fuerza ante el ímpetu de la nueva promesa electoral, otra más en estos 25 años
de chavismo.
Con esa renovada emoción millones de venezolanos llegaron al 28 de
julio convencidos que sí existía alguna fórmula -¿mágica?- para ganar y lograr
el reconocimiento por parte del chavismo. De lo contrario muy poca gente habría
ido a votar y en su lugar habrían adelantado su viaje vía el Darién. Las dudas
razonables de no pocos venezolanos ante una promesa tan ambiciosa como audaz fueron
pulverizadas con un slogan pleno de certeza creado por la propia María Corina
Machado “Esta vez vamos a ganar y a cobrar”.
La tesis reconocía de hecho todos los intentos electorales
anteriores pero con la promesa de que esta vez sería diferente porque había la
intención de cobrar. Como si en los anteriores intentos fallidos esta no
hubiese existido.
Pero así como María Corina pulverizó las dudas en la vía al 28 de
julio, los eventos que se han sucedido después de esta fecha a su vez han
reducido a polvo las esperanzas y las ilusiones electorales. La nauseabunda y
asqueante realidad nos ha demostrado, una vez más, que no existe vía electoral
o institucional para que el chavismo algún día entregue el poder en forma
civilizada y pacífica. Y con esa realidad habrá que trazar las nuevas estrategias
para destronar al fascismo chavista del siglo XXI.
Con razón mucha gente se pregunta si eran necesarios todos los
presos, torturados y asesinados por creer en la fallida tesis electoral. ¿Valió
la pena? En algún momento habrá que hacer un ajuste de cuentas en términos
políticos con una oposición que ha insistido durante 25 años, y aún insiste,
que al chavismo se le puede derrotar con sus propias reglas. Si no nos
planteamos ese debate entraremos en un proceso casi irreversible y más oscuro
aún de cubanización de la política en Venezuela. Aunque del país solo quede un
cascarón vacío la macolla chavista buscará quedarse con él como último reducto
de poder.- @humbertotweets
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