La historia del Sindicato Solidaridad en Polonia se ha convertido en un ejemplo emblemático de resistencia organizada contra un régimen totalitario. Durante la década de 1980, Polonia vivía bajo un régimen comunista que restringía libertades y controlaba todos los aspectos de la vida social, política y económica. En este contexto, la creación de un sindicato independiente, Solidaridad, se convirtió en el catalizador de una resistencia masiva que eventualmente llevó al derrocamiento del régimen. La lucha venezolana contra el chavismo puede encontrar importantes lecciones en esta experiencia, especialmente en la capacidad de organización social y sindical, en contraposición al uso de partidos políticos o la participación en elecciones fraudulentas.
Solidaridad, bajo la dirección de Lech
Wałęsa, nació en 1980 como un sindicato obrero independiente que, en lugar de
limitarse a cuestiones laborales, se convirtió en un movimiento social con una
visión amplia de justicia y libertad. Su éxito radicó en la organización de la
sociedad civil y en su capacidad para unir a los trabajadores y ciudadanos
comunes bajo una causa común. A diferencia de los partidos políticos, que
muchas veces quedaban atrapados en la dinámica de legitimación del régimen a
través de elecciones controladas, Solidaridad operaba al margen de la política
partidaria tradicional, centrando sus esfuerzos en la resistencia civil y la
organización social.
En lugar de buscar reformas dentro del
sistema jurídico-político impuesto, el sindicato desarrolló una estrategia
basada en la desobediencia civil, huelgas y protestas masivas que mostraron la
fortaleza de un pueblo unido fuera del marco político manipulado por el
régimen. El régimen comunista polaco, que inicialmente intentó reprimir
violentamente el movimiento, no logró sofocar su impulso debido a la cohesión
social y la legitimidad que Solidaridad había ganado entre la población.
La situación en Venezuela bajo el fascismo
chavista de Nicolás Maduro comparte similitudes con el contexto polaco,
particularmente en cuanto a la represión política, el control de las
instituciones y la manipulación de elecciones para perpetuarse en el poder. Sin
embargo, una de las principales diferencias ha sido la estrategia adoptada por
la falsa oposición venezolana. En lugar de centrarse en la organización social
fuera del marco del sistema político legal controlado por el chavismo, la
oposición venezolana ha intentado repetidamente participar en elecciones que
han sido ampliamente percibidas como fraudulentas, con resultados
previsiblemente desfavorables.
La experiencia de Solidaridad sugiere que
una alternativa eficaz podría ser la creación de movimientos sociales y
sindicales independientes del sistema político y del Estado chavista. En
Venezuela, los trabajadores, estudiantes y movimientos sociales tienen el
potencial de unirse y organizarse de manera similar a como lo hicieron los
polacos. Estos movimientos no dependerían de la legitimidad otorgada por un
régimen autoritario, sino de su capacidad para movilizar a la sociedad en una
lucha por derechos fundamentales como la libertad de expresión, la justicia y
la dignidad humana.
Los sindicatos, como se vio en el caso
polaco, pueden jugar un papel clave en la lucha contra regímenes totalitarios.
En Venezuela, aunque muchos sindicatos han sido cooptados o reprimidos por el
régimen, aún existe la posibilidad de construir plataformas de resistencia
basadas en las demandas sociales, laborales, y reivindicativas que aborden la
crisis económica, la escasez de alimentos y la violación de derechos humanos.
Al igual que Solidaridad, estos sindicatos pueden trascender lo meramente
laboral y convertirse en fuerzas motrices de cambio político y social.
El enfoque
debe estar en la organización de la sociedad desde la base, fuera de los partidos
políticos que se han visto debilitados por la corrupción y por su
colaboracionismo con el régimen en sus fraudes electorales. En lugar de gastar
energías en elecciones que el régimen controla como se ha visto en estos 25
años, la lucha debe centrarse en la movilización de trabajadores, campesinos,
estudiantes y comunidades que sientan directamente los efectos de la crisis
causada por la barbarie chavista. Esto no sólo debilitaría la capacidad del
Estado chavista para mantener el control, sino que también generaría un
movimiento de base que representaría de manera auténtica las demandas del
pueblo y estaría preparado para asumir el poder en el caso de una implosión del
régimen político, tal como ocurrió en Polonia.
La experiencia
de Solidaridad en Polonia ofrece importantes lecciones para Venezuela. En lugar
de depender de partidos políticos o participar en elecciones fraudulentas, la
clave del éxito en la resistencia puede estar en la organización social y
sindical independiente. Al unir a la sociedad bajo una causa común y
movilizarla fuera de la legalidad impuesta por el régimen, los venezolanos
podrían encontrar una vía más eficaz para desafiar y, eventualmente, derrocar
al Estado chavista. El ejemplo polaco muestra que la resistencia organizada, basada
en la solidaridad social y la cohesión de la sociedad, puede convertirse en una
poderosa herramienta de transformación frente a un sistema totalitario.- @humbertotweets