A Edmundo González le cuestionamos que se haya prestado para validar el sainete electoral del régimen chavista, junto a María Corina Machado y todas las franquicias partidistas que cohabitan en la MUD. Tratar de revivir las ilusiones en una salida electoral y negociada es lo que siempre le hemos criticado, con fundamentos y evidencias, a la falsa oposición venezolana.
Lo
que no vamos a criticar aquí es que Edmundo Gonzalez haya salido (obligado) del
país. Tampoco vemos la pertinencia de discutir si lo hizo por cobardía o no. Más
allá de las posturas que González y sus compañeros de la MUD defiendan la
primera obligación de un dirigente político que se precie de tal es mantenerse
vivo y en libertad para seguir actuando.
Así
como siempre hemos condenado el encarcelamiento de opositores, cuyas posturas
combatimos, igualmente sabemos que de haberse quedado en Venezuela Edmundo González
habría terminado preso o asesinado. Entonces sin reservas hay que celebrar que
haya salido del país y hoy siga vivo.
Lo
que si no podemos aplaudir es que en la negociación que condujo a su exilio
forzado no se haya incluido a los venezolanos que están en la Embajada de
Argentina y los más de dos mil presos políticos que el régimen chavista admite
tener en sus cárceles, muchos de ellos menores de edad. Estos “olvidos”
desalientan más a los venezolanos que quieren seguir creyendo que sí existe un
plan para sacar al chavismo del poder.
Es
un error ver en la salida de Edmundo Gonzalez un manejo estrictamente mediático
para desmoralizar a la oposición electoral. Se trata de una acción concreta
donde el régimen chavista reafirma que mantiene el poder real aunque algunos de
sus socios como España, Brasil y Colombia, por un mero formalismo, digan que no
reconocen los resultados electorales del 28 de julio hasta que no se muestren
las actas.
En
los laberintos de la diplomacia internacional la postura de estos tres países
es coherente con sus políticas, aunque no lo parezca. Y es que lo que en
realidad España, Brasil y Colombia están diciendo es que no reconocen los
resultados electorales, pero eso no quiere decir que desconozcan al régimen de Nicolás
Maduro que es lo que en verdad importa. Para todos los efectos, sin actas y sin
reconocimiento de resultados, estos países seguirán entendiéndose con el poder
político realmente existente en Venezuela antes del 10 de Enero de 2025 y
después. Esto no parecen entenderlo los influencers
y operadores de la falsa oposición que saltan a celebrar el exilio forzado de
Edmundo Gonzalez como una jugada brillante “para proteger al rey”.
Otra
demostración de que estamos frente a una situación que luce más a destierro que
a exilio es que curiosamente el régimen chavista facilitó y aceleró todos los
trámites para sacar a Edmundo Gonzalez a España. Hay que preguntarse si parte
de la coacción y amenazas que denunció Gonzalez le impidieron escoger
libremente el país para solicitar el asilo. ¿Por qué España y no Argentina o
los Estados Unidos donde el asilado habría disfrutado de un mejor estatus para
continuar actuando políticamente?
Sería
una ingenuidad ver la concesión de asilo a Edmundo Gonzalez como un acto
generoso y humanitario del Presidente del Gobierno español Pedro Sánchez, socio
conspicuo del régimen chavista. Más parece una jugada para mantener controlado
y supervisado a Gonzalez como otros políticos “opositores” en ese país.
Tan sólo para
no perder la perspectiva de lo que está ocurriendo recordemos que Delcy Rodríguez,
la implicada en el escándalo de las maletas repletas de dólares en el
Aeropuerto Barajas, es quien hace el anuncio del asilo por “la tranquilidad y
la paz política del país” en nombre del régimen chavista. Y, por supuesto, para
variar una vez más aparece Rodríguez Zapatero en la penumbra actuando como
garante en estas extrañas negociaciones.
Que a Edmundo
Gonzalez le hayan impuesto el país al cual debía solicitar asilo muestra la
gravedad de lo que enfrentamos en Venezuela. Es una realidad que no se resuelve
subestimando en forma infantil las capacidades y conexiones del adversario.- @humbertotweets
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