El régimen chavista y el gobierno de Nicolás Maduro han logrado meter en cintura a la falsa oposición y sus aliados. Ya de lo único que hablan los falsos opositores es de las elecciones del 2024 y de la ilusión de escoger un candidato unitario en primarias que, según dicen, si es apoyado por todos los partidos tendría la fuerza no solo para derrotar electoralmente a Maduro sino para automáticamente asegurarse el apoyo de las estructuras políticas, militares y financieras del estado chavista. Diríamos que son ingenuos si ellos no supieran de antemano que efectivamente no será así. Pero lo saben, entonces no es ingenuidad sino cinismo para justificar ante sus propias clientelas y el resto de los venezolanos la jugada que sigue que es la del acoplamiento formal e institucional con el régimen chavista.
Desde
el punto de vista teórico político los partidos de la falsa oposición
resolvieron que se puede cohabitar con el chavismo dentro del Estado chavista.
Por eso todos los esfuerzos van dirigidos a un mero cambio de gobierno por la
vía electoral. Esto podría tener algún sentido si efectivamente el chavismo
quisiera o, mejor aún, estuviese en la necesidad de esa cohabitación. Pero está
demostrado que el chavismo puede gobernar a su antojo prescindiendo de la falsa
oposición. Por eso el chavismo nunca aflojará las correas que amarran a sus
instituciones tales como el Consejo Nacional Electoral, el Tribunal Supremo de
Justicia y las Fuerzas Armadas. En consecuencia, no se puede esperar que el
chavismo haga nada para ceder el poder del gobierno ante un ilusorio e
hipotético triunfo electoral de la falsa oposición.
La
manera como la falsa oposición se ha planteado las negociaciones con el
chavismo es una demostración de la debilidad de su tesis. La falsa oposición
acude a la mesa de negociación con el chavismo sin absolutamente nada que
negociar o dar a cambio que no sea su fidelidad perruna al régimen político
chavista. Se puede argumentar que las inocuas sanciones aplicadas por los
Estados Unidos y la llamada comunidad internacional además del reconocimiento al
gobierno de papel de Juan Guaidó son las piezas que arman a tesis de la falsa oposición para negociar
con el chavismo. En realidad se trata de apariencias que no han afectado ni
afectarán al chavismo porque estas podrían continuar operando incluso hasta el
2024 sin llegar a erosionar el poder del régimen.
Desde
el punto de vista pragmático los dueños de los partidos que conforman la falsa
oposición saben que es así, pero de alguna forma tienen que aspirar a lo único
que queda disponible que es seguir existiendo como factores políticos
reconocidos por el régimen para acceder a los recursos que les permitan
sostener a sus clientelas. El chavismo por su parte le dará a la falsa
oposición precisamente eso, un reconocimiento limitado y condicionado además de
recursos por vía de gobernaciones y alcaldías. Suficiente para seguir
existiendo pero inútil para alcanzar el poder. Las concesiones burocráticas que
el chavismo le hace a la falsa oposición adjudicándole gobernaciones y
alcaldías no afectan para nada la estructura real de poder político, financiero
y militar del régimen aunque sean presentadas por la falsa oposición como
epopeyas épicas tal como ocurrió recientemente en Barinas y Zulia y unos años
atrás en Táchira, Mérida, Nueva Esparta y Anzoátegui.
Esta
política de adjudicaciones a la falsa oposición le permite al chavismo dirimir
sus propios conflictos internos sacrificando a un bando para premiar al otro.
Pero además es un magnífico incentivo para que la falsa opción siga colaborando
dentro del régimen político lo cual es justificado mediáticamente por ellos
como “conquistar espacios de lucha” en la mítica posibilidad de que
efectivamente algún día el chavismo perdiera las elecciones y entregara
pacíficamente el poder.
Este
es el discurso más manoseado por la falsa oposición para animar a sus
clientelas y engañar a los venezolanos con la estafa de la vía electoral.
Aunque no hay forma de acceder a cifras confiables el interés en votar ha
disminuido dramáticamente. Lo sabemos no por lo que diga el CNE sino por la
impresionante ausencia de gente en los centros de votación el día de las
elecciones. Los “analistas” de la falsa oposición acusan alarmados que se trata
de una apatía que afecta las posibilidades de victoria de la oposición.
Entonces concluyen que la fórmula mágica se resumiría en ir todos (los
partidos) unidos y arrastrar a la mayor cantidad de gente a votar. La fórmula
deliberadamente deja por fuera factores decisivos de la realidad como la
capacidad del régimen para fabricar resultados electorales y ultimadamente el
poder para imponerse por la violencia institucional y militar.
Pretender
que el chavismo cederá el poder sin que previamente haya un quiebre estructural
del Estado chavista es simplemente un cuento de hadas para los fabuladores de
la falsa oposición. Pero es un cuento que están obligados a repetir como parte
del trato que les permita ese reconocimiento que tanto buscan por parte del
régimen. Eso es lo que se está negociando en México. No las condiciones mínimas
para sacar al chavismo del poder sino las concesiones y adjudicaciones mínimas
que el chavismo está dispuesto a darle a la falsa oposición para que haga su
papel.
Como
preámbulo a la fiesta electoral del 2024 las negociaciones en México lucen más
como una feria con papelillo y serpentina donde se le entregan premios e
incentivos a la falsa oposición. La celebración adquiere ahora incluso más
entusiasmo y colorido con la incorporación de ONG y otros grupos motivados a
participar en darle palos a esa piñata
pagada con los recursos de la nación venezolana. Lo importante es que cada vez
son más los venezolanos que identifican con claridad ese patrón de
comportamiento del régimen chavista y la falsa oposición y en consecuencia ven
en la abstención electoral la única forma de rebelarse contra la estafa
política. A pesar de los millones que gastaran el chavismo y la falsa oposición
para arrastrar a la gente a los centros de votación con promesas marchitas la
realidad y la experiencia de estos veinte años son mucho más potentes.
Después de
esta feria de repartos en México habrá otras, quizás hasta el chavismo ya las
tiene previstas en su manual. Pero lo que no cambiará es el discurso estafador,
porque ya no queda nada nuevo que decir.- @humbertotweets
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