El engaño de las negociaciones chavismo-falsa oposición en México es más que evidente. La estafa consiste en intentar hacerle creer a la gente que se está negociando algo, quizás hasta algo muy importante, cuando en realidad todo ya está resuelto, adjudicado, y repartido desde el ángulo del estado chavista y nada queda por negociar.
Tratando
de darle un sentido a la estafa la falsa oposición sugiere que se estarían
negociando condiciones electorales y algunos posibles cambios de políticas del
Estado chavista para beneficio de los venezolanos. La realidad es que las
concesiones y adjudicaciones concretas que el chavismo le iba a hacer a la
falsa oposición ya fueron asignadas hace unos meses atrás con la designación de
la directiva del Consejo Nacional Electoral. Allí la falsa oposición cuenta con
unos voceros que serán los encargados de afinar los procedimientos electorales
con cambios superficiales e inocuos que le sigan garantizando al chavismo ganar
las elecciones subsiguientes.
En
cuanto al cambio de políticas que se esperan del régimen chavista la falsa
oposición justifica sumarse a las peticiones de levantar gradualmente las
sanciones que, según ellos mismos dicen sumados al coro del chavismo, estarían afectando al pueblo y no al régimen.
Parece olvidarse ahora que el objetivo, teórico al menos, de esas sanciones
tibias y muy mal implementadas era precisamente debilitar la operatividad del
régimen para provocar una crisis que desembocara en su caída. Ahora se cambia
el argumento para decir que al tratar de socavar la operatividad del régimen se
estaría afectando a los venezolanos víctimas de un gobierno que no podría hacer
su trabajo por culpa de las sanciones.
En
el nuevo giro para suspender las sanciones al chavismo han influido no sólo la
cobardía y el entreguismo de la falsa oposición. A estos factores materiales
habría que sumarle otro, quizás mucho más influyente, que es el ablandamiento
de la política de los Estados Unidos frente al Estado chavista con el cambio de
gobierno de Donald Trump a Joe Biden. Desde un comienzo la administración Biden
ha buscado enmascarar su política real frente al chavismo que no es otra que la
de la tolerancia con regímenes tiranos como los de Cuba y Nicaragua al tiempo
que ejercita una retórica “anti” que solo esconde acuerdos concretos de la
política realmente existente del departamento de estado norteamericano, la cual
permitiría la permanencia de estos regímenes, incluido el de Venezuela, por
décadas.
Así
las cosas los venezolanos nos encontramos víctimas del régimen chavista y de
una falsa oposición que se atribuye una representación que no le corresponde
para negociar en nombre de millones de venezolanos con el chavismo. Estas
supuestas negociaciones, como ya se ha explicado, son más una estafa que otra
cosa. La evidencia del engaño resulta inocultable cuando se constata que la
falsa oposición ya está lista para escoger su candidato presidencial y
participar en el fraude electoral del 2024 sin condiciones electorales y,
posiblemente ya para ese año, sin ningún tipo de sanciones que afecten al
estado chavista. Antes de sentarse en la mesita de los pasapalos en México ya
la falsa oposición le ha dicho sí a todas las concesiones del chavismo.
La
falsa oposición no ha podido explicar con claridad qué tipo de negociación
pretende con el chavismo al renunciar a cualquier mecanismo de presión concreta
que obligue al régimen a cambiar su curso. Sin condiciones electorales mínimas
que garanticen unas elecciones limpias y sin sanciones que limiten la
operatividad del Estado chavista los resultados, si es que se pudiese esperar
algunos, descansaran sobre la buena voluntad del chavismo para hacer lo
correcto de ahora en adelante sin otro factor de presión que su propia moral.
Esto es esperar mucho de una mafia que no duda en linchar a los suyos si es
necesario para mantenerse en el poder.
Para
lo único que sirve el levantamiento gradual de las sanciones al chavismo y el
participar en su fraude electoral del 2024 es para asegurar la estabilidad y
permanencia del Estado chavista. Pero quizás esto es lo que busca la falsa
oposición con su nueva táctica de acoplarse al estado chavista para ser un
factor de aparente resistencia que en realidad es uno controlado por el
régimen. Esta jugada requiere de cierto apoyo popular que convalide con votos
la política colaboracionista de la falsa oposición. Para lograr esto hay que
inyectarle esperanzas a la gente para que crea en la presunta racionalidad de
las negociaciones en México y la salida electoral aunque lo que se estaría
logrando es precisamente lo opuesto, el atornillamiento del régimen chavista.- @humbertotweets
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