Para los escolásticos la prudencia era la virtud de actuar en forma justa, adecuada y moderada. Definida por ellos como la recta ratio agibilium no se puede confundir con el temor o la ambigüedad. La prudencia es la virtud que debe practicar un político o un estadista al tomar decisiones que afectarán de un modo u otro a su sociedad política. Por ejemplo, desde el punto de vista moral la decisión de declarar la guerra a otro estado se puede considerar como condenable, pero si es necesaria para la permanencia de ese estado y para el logro de sus planes y programas podría ser necesaria y hasta prudente. Con esto queremos reafirmar una idea que explicó muchas veces el filósofo español Gustavo Bueno, no hay guerras buenas o malas, hay guerras prudentes o imprudentes.
Para entender
el conflicto entre Rusia y Ucrania y sus posibles desarrollos hay que
desagregar lo moral de lo político. Antes de que se nos acuse de pro fascistas
debemos insistir que no estamos justificando el daño a la vida de Ucranianos y
Rusos víctimas de la inevitable confrontación entre imperios. Lo que intentamos
exponer es la necesaria separación entre moral y política para valorar un
conflicto desde la perspectiva de una dialéctica de imperios y no desde un
deber ser. Quizás abordando las razones políticas reales del conflicto se
podría evitar más bajas humanas y la guerra en lugar de jugar al maniqueísmo
dicotómico entre el bien y el mal para justificar a uno de los bandos y
satanizar al otro.
Aquí no
estamos frente a un Vladimir Putin que un día enloqueció y decidió invadir
Ucrania y masacrar a sus habitantes. Esta es una idea que sirve como material
de propaganda pero es absolutamente inútil desde el punto de vista político
porque reduce el conflicto a un mero simplismo psicologista. Hay causas
objetivas y materiales que han llevado a Rusia a actuar de esa manera como lo
habrían hecho los Estados Unidos o Inglaterra si países vecinos se estuviesen
movilizando para expandir sus territorios más allá de sus fronteras.
Si tratamos de
examinar las causas que llevan a los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN a
confrontar abiertamente a Rusia nos encontraremos con una verdadera lucha de
imperios entre el diseño de un mundo unipolar gobernado política, financiera y
militarmente por los Estados Unidos y sus aliados, y por otra parte el de un
mundo multipolar donde imperios como los Estados Unidos, China y Rusia tendrían
que coexistir y entenderse.
Es
sorprendente ver cómo la élite política e intelectual norteamericana resolvió
hacerle el juego a Vladimir Zelensky para a través de una guerra proxy mal
disimulada intentar el ambicioso objetivo de destruir a Rusia. La forma como
los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN participan en el conflicto deja
poco o ningún espacio para una salida rápida y negociada que salvaría millones
de vidas de ucranianos y rusos. Por el contrario pareciera que hemos entrado en
una dinámica irreversible y desenfrenada donde el resultado final que se busca
es la destrucción de Rusia. El suministro masivo de armas letales y recursos a
Ucrania solo valida el deseo de lograr un resultado no negociado que en la
previsiones de de sus instigadores no puede ser otro que la derrota definitiva
de Rusia.
Uno de los
problemas con el suministro masivo e indiscriminado de armas a Ucrania es
precisamente la inestabilidad política de ese país y la incertidumbre sobre las
fuerzas reales que controlan ese gobierno. Se desconoce, por ejemplo, la
influencia del Batallón Azov en el gobierno y las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Incluso si se produjera lo que buscan los Estados Unidos y la OTAN, la derrota
militar de Rusia, el resultado sería un inevitable proceso de balcanización en
la región con grupos ahora poderosamente armados que llevarían sus conflictos a
países vecinos y al resto de Europa. Aunque en Estados Unidos se insista en
satanizar a Rusia y a Putin presentándolos como enemigos de la civilización
occidental la realidad es que siempre resultará más prudente en términos
políticos entenderse con una potencia como Rusia, con estructuras y políticas
estables, que con pequeños e imprevisibles experimentos como Ucrania que muy
probablemente terminarán como una caja abierta de Pandora.
Es muy difícil
prever cómo se podría revertir este conflicto a una fase real de negociación
para terminarlo cuando el papel que están jugando los Estados Unidos y la OTAN
es precisamente el de instigadores. Eventos aparentemente simbólicos como la
visita de Boris Johnson, Francisco Guterres y Nancy Pelosi a la zona de guerra
no se pueden interpretar como un mero apoyo a Ucrania sino como una provocación
deliberada, tratando de producir el casus
belli si eventualmente algunos de estos altos funcionarios hubiese perecido
al estar en la zona de combate.
La prudencia
no busca complacer las emociones de la muchedumbre, más bien es el ejercicio de
la cautela para evitar daños o daños mayores. Estas son las horas más
dramáticas de la imprudencia porque los factores de poder no están actuando
para terminar el conflicto sino para justificarlo y prolongarlo sin importar un
desenlace letal para millones de personas. Es una verdadera tragedia que las
pautas de la política internacional sean dictadas por comediantes como Zelensky
y no por estadistas como Roosvelt, Churchill y Stalin que aun siendo
adversarios actuaron con prudencia y pragmatismo.- @humbertotweets
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