El régimen chavista no podrá esconderse tras ningún tecnicismo jurídico para disimular su responsabilidad en el asesinato del General Raúl Isaías Baduel. Es un hecho público y notorio que las condiciones de salud del General Baduel se deterioraron gravemente durante su cautiverio y el régimen chavista en forma deliberada le negó la asistencia médica más elemental. Sus propios carceleros se ufanan contando como la última intervención quirúrgica a que fue sometido el General Baduel lejos de ser un procedimiento médico profesional y riguroso más parecía una horrenda y grotesca carnicería. Hasta un día antes de su muerte la familia del General Raúl Isaías Baduel se quedaba sin voz cansados de pedir lo único que se podía pedir en estos casos: Atención médica.
La
forma como el General Baduel fue humillado y vejado, física y moralmente, no
fue producto del antojo arbitrario de sus carceleros, muchos de los cuales
resultaron severamente sancionados por no mostrar suficiente saña contra el
General. El asesinato progresivo del General Baduel fue decidido por el cogollo
del régimen chavista conformado por Nicolás Maduro, Jorge Rodríguez y Diosdado
Cabello. Los ejecutores de la sentencia de muerte habrían sido Gustavo Gonzalez
López y Tareck William Saab, cada uno con tareas específicas para perpetrar el
linchamiento del General. Mientras uno supervisaba directamente las sesiones de
tortura el otro le hacía sonrisitas a la Bachelet para que el caso pasara
desapercibido, por debajo de la mesa de la diplomacia internacional, como en
efecto ocurrió.
No
es que el régimen chavista haya visto en el General Baduel un peligro real para
organizar una insurrección militar. Quienes han hecho carrera militar saben
perfectamente que aunque sea un magnífico líder y comandante una vez que el
oficial está fuera de la estructura pierde toda conexión y relevancia para
poder influir en ella. Además en el caso del General Baduel todos aquellos
oficiales sospechosos de estar relacionados con él, inclusive cercanos, fueron
desincorporados y en su mayoría detenidos. La mejor demostración que la
potencial capacidad operativa del General Baduel había sido reducida a cero es
que durante su prisión no hubo un solo intento para liberarlo por parte de sus
compañeros de armas.
Se
podría tratar de argumentar que el linchamiento del General Raúl Isaías Baduel estaría
justificado, desde la óptica del régimen, para evitar que su figura se
convirtiera en inspiración a jóvenes y audaces militares como el Capital Juan
Carlos Caguaripano. Esto pudo ser cierto hasta hace unos años cuando quien se
alistaba en las fuerzas armadas lo hacía para servir a su patria. Las fuerzas
armadas de hoy son diferentes. Ya no son las fuerzas armadas de la nación
venezolana sino las del régimen chavista que se han degenerado y prostituido en
una interminable orgia de corrupción. Es muy improbable que los malandros
uniformados de ese cuerpo militar vean un ejemplo a seguir en el General
Baduel.
Es
más que evidente que el General Baduel no representaba un peligro real para un
régimen que entre todas las opciones a la mano escogió la peor para deshacerse
del General. Pero, entonces ¿Cuál podría ser la motivación real para tratar
como un trapo a un ser ya moribundo y negarle atención médica hasta provocarle
la muerte? El terror. El terror penetra hasta insondables áreas de la psiquis
humana donde el halago y las dádivas no logran llegar. Y esto es lo que ha
hecho el estado chavista para tener unas fuerzas armadas serviles y sumisas,
darles un viscoso cóctel de halagos, dádivas y terror. Por eso, lejos de
sentirse avergonzados luego de haber asesinado al General Baduel el régimen
chavista no lo esconde, por el contrario, con orgullo lo muestra para que todos
(los militares) vean cuál sería su destino si tan solo intentan hacer lo que
hizo el General. Hoy es común escuchar a
oficiales alcahuetes y lisonjeros en los cuarteles lamentarse “ay si eso
se lo hicieron a Baduel, que podemos esperar los demás…” Y así es como el
régimen quiere que se vea.
Todos
los miembros de las Fuerzas Armadas chavistas están advertidos que su destino
podría ser el mismo del General Baduel. Ser lacayos del estado chavista y su
constitución ya no sería garantía suficiente para sobrevivir porque aun así
podrían estar internamente alineados con la mafia equivocada y terminar en
iguales o peores condiciones. Los casos del Mayor General Miguel Rodríguez
Torres y Carlos Lanz son emblemáticos.
En su
conjunto, como organización, las Fuerzas Armadas chavistas operan como una
estructura corrupta, prostituida y criminal carente de valores y dignidad. De
allí no se puede esperar más que indiferencia frente al asesinato del General
Raúl Isaías Baduel. Su muerte no hará ninguna mella en la estructura militar y
por el contrario reafirmará la cobardía y el servilismo de los oficiales
chavistas.
Quizás quede
uno que otro oficial en ese pestilente antro, despreciado masivamente por los
venezolanos, que aún esté “contaminado”
con tenues trazos de dignidad y patriotismo. De ser así, es posible que hoy
sienta un poco de náusea y esté pensando en hacer algo para superarla sin
contar con el colega que está sentado a su lado. Solo el tiempo dirá.- @humbertotweets
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