La cohabitación entre el chavismo y la falsa oposición ha existido desde 1999. Esta relación política y financiera ha tenido encuentros, desencuentros, acuerdos y desacuerdos. Pero lo esencial es que con sus altibajos ha existido desde el principio una simbiosis donde la falsa oposición ha sido extremadamente útil en lo funcional e instrumental para el sostenimiento del régimen chavista.
Eventos
que, aislados, no tienen una explicación racional adquieren un dramático
significado cuando se les pone en el contexto de esa relación que con sus
desavenencias siempre ha regulado las conexiones entre chavismo y falsa
oposición. No solo son las adjudicaciones a operadores de la falsa oposición de
cargos en la nomenclatura del estado chavista y sus instituciones. También
habría que incluir la persecución y encarcelamiento selectivo a unos supuestos
opositores y no a otros, las espectaculares “fugas” que parecen liberaciones
negociadas, y las inmunidades que persiguen a unos dirigentes cuando libremente
recorren el país, privilegio que le está negado a cualquier otro venezolano que
de verdad represente un peligro para el régimen. Los negocios y arreglos
dinerarios que les permiten a los falsos opositores recursos del estado
chavista para financiar sus campañas merecen un capítulo aparte que escapa al
propósito de este artículo.
Esta
cohabitación que siempre ha existido de hecho entra, a partir de las
negociaciones en México, en una etapa jurídico-formal mediante un acuerdo con
arreglo a la legalidad del régimen político chavista y con acompañamiento
internacional.
Se
ha llegado a este punto por la falta de
voluntad de la falsa oposición para sacar del poder al chavismo y en mayor
medida por el agotamiento de los Estados Unidos que sin tener una estrategia
definida frente al chavismo se ve embarcado en una política de desgaste con el
reconocimiento, simbólico desde el punto de vista geopolítico, al interinato de
Juan Guaidó mientras el chavismo aumenta su poder en Venezuela y su influencia
en la región. Fueron precisamente los Estados Unidos quienes le pusieron
término al interinato de Guaidó antes de finales de año. Esto fue lo que le
movió el piso a la falsa oposición y precipitó unas negociaciones desesperadas
por las cuales el chavismo no solo ha expresado desinterés sino que además ha
despreciado públicamente.
Estas
negociaciones que no son esenciales para que el chavismo se mantenga en el
poder son asumidas por el régimen como parte de una estrategia para ampliar y
consolidar su poder interno. Por el contrario, la falsa oposición necesita
desesperadamente formalizar la cohabitación porque resulta esencial para su
supervivencia. Es del mayor interés examinar los elementos de este nuevo
acuerdo titulado “Memorando de Entendimiento” porque se trata del nuevo marco
jurídico-político que regulará las relaciones entre el chavismo y la falsa
oposición en su nueva etapa.
Cese de la Asamblea del 2015 y del interinato. Resulta irónico que la prédica vacía e inútil de “cese de la
usurpación” haya terminado justamente con el cese en sus funciones de la
Asamblea Nacional de 2015 y del interinato de Juan Guaidó. Lo primero que salta
a la vista en el referido documento son las alusiones reiteradas al gobierno y
estado chavista teniendo como su contraparte a una advenediza Plataforma
Unitaria de Venezuela que carece de legitimidad y representación. Al no ser
actores en la negociación ni firmantes del documento la falsa oposición desmantelo
a su propia Asamblea Nacional y a su gobierno interino. Sin duda un logro para
el régimen.
Reconocimiento al estado chavista. Como consecuencia de lo anterior el documento no ahorra espacio a
la hora de redundar en el apoyo de las partes al estado y la constitución
chavista de 1999. Lo medular para el chavismo en cualquier negociación siempre
será arrancarle a su contraparte un reconocimiento público y expreso a la
legalidad de su régimen político y sus reglas de juego porque ellos entienden que
de eso depende TODO. Y eso ya lo han logrado. Los términos del memorando no
dejan margen a duda.
Formalizar la cohabitación. Como quedó explicado en la introducción de este artículo el
apareamiento político entre el chavismo y la falsa oposición ya venía operando
de hecho desde hace bastante tiempo. Pero esta nueva etapa requiere otorgarle a
la cohabitación rango de política de estado. Las palabras escogidas para
disimular la conchupancia entre el
chavismo y la falsa oposición son convivencia, inclusión y tolerancia. Todos
agarraditos de las manos con los verdugos, los saqueadores y los vendepatrias
para “construir una visión de un futuro conjunto''. ¿Quién podría estar en
contra de esto?
Elecciones según la Constitución chavista de 1999. Sabemos que la falsa oposición hace tiempo decidió participar en
las elecciones del 21 de noviembre. Pero para mitigar el costo político de la
maniobra y sobrevivir al rechazo popular tiene que hacerlo con la apariencia de
haberle arrancado algo, lo que sea, al chavismo. Este algo serían las mentadas
condiciones electorales y el cronograma de elecciones. El documento aborda el
asunto en términos de apoyar la celebración de “los procesos electorales
consagrados en la Constitución.” Con base a este acuerdo se puede pronosticar
con alto grado de certeza que no habrá adelanto de elecciones presidenciales ni
referéndum revocatorio, como tantas veces lo ha planteado la falsa oposición.
Las condiciones electorales son las que ya fueron establecidas con la
designación del nuevo Consejo Nacional Electoral y el cronograma es el que
actualmente está en ejecución. Las reglas del juego político y electoral son
las que ya están y no van a cambiar.
Sanciones internacionales y activos. Tema clave, pero no indispensable para el régimen chavista. El
gobierno de los EEUU que ha sido el principal promotor de sanciones contra el
estado chavista también ha dicho que las sanciones no pueden ser eternas. De
hecho ya está operando una flexibilización de estas sanciones como antesala a
su inminente levantamiento. La permisividad -¿blandenguería?- de los EEUU le ha facilitado al chavismo continuar con
buena parte de sus transacciones internacionales, a pesar de las sanciones.
Esto ocurre no en virtud de las negociaciones entre el chavismo y la falsa oposición
sino en atención a intereses propios del estado norteamericano y su afán por
liquidar el tema Venezuela antes de finales de año. Las referencias a las
sanciones y los activos en el documento son retóricas porque no dependen de lo
que diga la falsa oposición. Además con el ablandamiento de los EEUU y el apoyo
de Rusia, China e Irán el régimen chavista podrá sobrevivir a estas y otras
sanciones similares.
Violencia política.
Anticipando inevitables crisis en las fuerzas armadas el chavismo tiene que asegurarse
que estos eventos no tendrán eco ni coordinación alguna con elementos
políticos. Para ello es fundamental lograr fidelidad perruna a la constitución
chavista de 1999, único marco dentro del cual el chavismo podría permitirse una
oposición eterna. Para evitar situaciones como la del 30 de abril del 2019 el
chavismo tiene que identificar y aislar a factores descontentos en sus propias
fuerzas armadas. Para lograrlo necesita la cooperación de la falsa oposición.
¿Memorando o acuerdo definitivo? Desde un primer momento pareciera que lo que se está transando entre
el chavismo y la falsa oposición son concesiones mutuas que ya están operando
en la práctica, pero que requieren de un marco mediático que permita hacer de
la negociación un producto potable para los seguidores de ambos bandos. Para
esto es vital dar la apariencia de lucha y contención en unas negociaciones que
el propio documento califica sin rubor de “intensas”, aunque no lo sean porque
todo parece ya estar previamente acordado y otorgado. La campaña mediática que
ha rodeado la firma del memorando hace pensar que se trata del inicio de una
serie de eventos y documentos de los cuales solo este sería la primera de
varias entregas. Pero los tiempos que las partes mismas se han impuesto para
negociar solo parecen confirmar que estamos frente a la versión definitiva de
un acuerdo que recoge los mecanismos básicos para la cohabitación entre el
chavismo y la falsa oposición y al cual solo le haría falta un circo que le
aplauda.
Y de eso se
trata. De crear, en las próximas semanas, una audiencia complaciente que avale
esta nueva etapa de la cohabitación entre el chavismo y la falsa oposición.- @humbertotweets
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