La
obsesión fetichista de los partidos de la MUD con la salida electoral ha
resultado ser su perdición. El argumento del voto podría ser políticamente
correcto e impecable bajo un régimen de garantías y libertades, pero no bajo
una dictadura que como la de Maduro ha dado suficientes demostraciones de
desprecio por las formas democráticas.
A
pesar de que los técnicos de la propia MUD han denunciado la variedad y sofisticación
del fraude electoral del régimen los partidos de la MUD siguen empeñados en
hacerle el juego al gobierno con su charada electoral. Y este ha sido uno de
los temas centrales en las negociaciones entre el gobierno y la MUD. O sea la
esperanza ingenua de que el gobierno de alguna forma logre acordar un cambio de
condiciones electorales que les permita perder el poder.
Las
elecciones bajo el régimen chavista, ahora en su mutación madurista, solo han
servido para distraer energías con la ilusión de un cambio democrático. Pero
ese cambio es imposible porque el sistema político y electoral está diseñado
para permitir que todos participen pero solo uno, el gobierno, gane.
Igualmente
las negociaciones entre gobierno y MUD crean una falsa expectativa de mejoría
que nunca será tal. Aunque ambos factores quieran lucir políticamente correctos
y como si estuviesen defendiendo las banderas de la sensatez no es posible
atender la grave emergencia humanitaria de Venezuela si no hay un cambio
profundo y radical de régimen político.
Cualquier
concesión que el gobierno le haga a la oposición electoral será con el objetivo
de llevarla al terreno de las elecciones donde el régimen espera ser legitimado
por 6 años más.
En
lugar de oponer resistencia y organizar la oposición nacional al régimen para
lograr su derrocamiento la MUD ha optado por atajos que han hecho más difícil
el cambio político. Las negociaciones y las elecciones son eso, atajos que
distraen esfuerzos de las tareas fundamentales de organizar la protesta y el
descontento en la calle.
El
colaboracionismo de la MUD surge justamente cuando el apoyo del régimen es más
precario que nunca en la calle y la situación social y política lo hace
insostenible. La única forma que el madurismo civil y militar pueda subsistir será gracias al
salvavidas que le lance la MUD. Y este salvavidas viene en la forma de una
participación electoral que tanto necesita el régimen para presentarse como
legítimo dentro y fuera del país.
Sin
embargo, las protestas espontáneas que se han sucedido en los últimos días que
no han sido convocadas por la MUD y se multiplican cada día parecen ser la
expresión de una nueva oposición. Una oposición que no esta en busca de un
mesías o un salvador. Es la gente cansada de los abusos del régimen y las
traiciones de la MUD que sale a la calle a protestar sin previo aviso.
Aparte
de negociaciones y elecciones la MUD no tiene más nada que ofrecer
políticamente. Desde el punto de vista de la tesis política la MUD está
totalmente agotada y rebasada por la realidad. Aislada en su mundo solo atina a
proponer la elección de un candidato único en primarias como salida a la grave
crisis nacional.
Mientras
la MUD sigue extraviada jugando truco en un tablero de ajedrez en la calle
parece estar en marcha un gran movimiento nacional de oposición que sin mesías
ni atajos mantiene intacto el único objetivo político del momento: Derrocar la
narcodictadura. @humbertotweets
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