Por.
Humberto González Briceño
Hoy es innegable el estado de
abatimiento de las fuerzas democráticas de la sociedad por su dispersión e
incapacidad para organizarse fuera de los partidos. A esto se suma la
desconfianza que existe hacia la MUD por la forma errática como lideró la lucha
contra el régimen en el 2016. Aunque el régimen ha perdido y sigue perdiendo
apoyo su férreo control del aparato militar y el debilitamiento de la oposición
le permiten seguir en el poder.
Al apreciar un evidente
debilitamiento de su adversario el régimen aprovechó la oportunidad para
reforzar su cuadro político en el gobierno. Operadores políticos más
intransigentes y radicales ocupan ahora posiciones clave. Pero el
debilitamiento de la oposición también ha permitido a su vez que las
confrontaciones internas contenidas dentro del chavismo oficialista comiencen a
madurar cada vez más rápido.
Lo más significativo en los cambios
que acaba de hacer Nicolás Maduro el pasado 4 de enero es la designación del
gobernador de Aragua Tareck El Aissami, conocido por sus posturas irracionales
y extremistas, como nuevo vicepresidente de la república. En una primera
lectura esto significa que el régimen aumentará la represión contra la
oposición y cualquier disidencia civil y militar en 2017. Maduro fue muy claro
en cuanto al rol represivo que tendrá el nuevo vicepresidente.
La otra lectura entre líneas es la
crisis política subyacente del chavismo oficialista alentada por enconadas
luchas sin cuartel por la jefatura del gobierno y del PSUV. Las fichas de
Diosdado Cabello ha sido progresivamente desplazadas y una nueva alianza parece
estar dispuesta a asilarse en forma definitiva del centro de poder.
La designación de Tareck El Aissami
también trae consigo una invitación a reavivar el conflicto interno entre
facciones chavistas en el seno de las Fuerzas Armadas. Son inocultables las
diferencias entre Vladimir Padrino López actual ministro de la defensa y Néstor
Reverol, Ministro de Interior y Justicia y operador militar de Tareck El
Assami. Es muy probable que estos movimientos aceleren la salida discreta de
Padrino López del gobierno y le abra el camino a Reverol para ser el nuevo
ministro de la defensa.
Padrino López es quien hasta ahora
ha mantenido el delicado equilibrio entre facciones chavistas en el seno de las
FANB y le ha dado estabilidad al frágil gobierno de Maduro. Su salida y la
eventual designación de Reverol como nuevo Ministro de la Defensa acabarán con
el equilibrio en las FANB y abrirá los cauces para liberar insospechadas
dinámicas que podrían terminar con un levantamiento militar de grupos chavistas
descontentos en contra del régimen. Vienen tiempos difíciles para el gobierno y
el país en general.. Lo que trae Tareck no es nada bueno. Para nadie.
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