Vivimos tiempos volátiles.
Los eventos se suceden y desencadenan en minutos.
Entre rumores e incertidumbres cada día en Venezuela es equivalente a una eternidad.
La volatilidad del tiempo y la crisis tomó por sorpresa a la MUD, aun empantanada con el gobierno en el diálogo y perdiendo su caudal político cada minuto.
Luce confundida, errática y dividida.
La crisis existencial que atraviesa la MUD es inocultable.
Sus componentes tienen que asumirla y hacer lo que tengan que hacer cuanto antes.
Antes de que la crisis los arrope y la búsqueda de otros referentes de la oposición sea definitiva.
La MUD tiene que revisarse y para esto no le quedan días. Quizás horas.
Lo cierto es que el tiempo lo tienen en negativo y entre una reunión y otra quizás ya sea demasiado tarde.
Tuvieron un año para hacer lo que tenían que hacer.
Ahora quizás menos de una hora.
Así es la política.
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