Si una crítica merece la MUD es no haber tenido la claridad en caracterizar temprano al régimen chavista como una dictadura.
Y de este error se han derivado todos los demás.
En muchas oportunidades el régimen, desde tiempos de Chávez, ha desafiado el estado de derecho, la Constitución y las leyes.
Ha ocurrido una y otra vez ante los ojos del país.
Todos estos asaltos a la legalidad se han dejado pasar, no han sido debidamente protestados y rechazados por la oposición.
Por el contrario el gobierno ha sido tratado por la MUD como una contraparte civilista.
Esa lógica ha llevado a la MUD a creer que si es posible sentarse a dialogar con el régimen y sacarle algún acuerdo que valga la pena.
Pero el gobierno no actúa igual.
Cada oportunidad que tiene la aprovecha para seguir avanzando sin tregua ni cuartel.
Hoy la dictadura vuelve a jugar a su manera ratificando a las rectoras del CNE.
La MUD suspendió esos nombramientos para honrar los acuerdos de la mesa de diálogo.
El gobierno aprovechó esa ventaja inmerecida y sin pensarlo dos veces uso una vez más al TSJ para validar la dictadura constitucional.
Mientras no se entienda la calidad del enemigo que se tiene al frente es muy poco lo que se podrá avanzar.
La MUD en un acto de profunda reflexión política debe decidir si lo que tiene al frente es una dictadura o no.
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