Para comprender la situación que hoy se vive en Venezuela hay que repetirlo una vez más. El chavismo hace lo que le da la gana porque tiene el poder para definir los términos de la legalidad de acuerdo a su conveniencia. Cada vez que el pueblo se ha expresado masivamente contra el régimen chavista siempre se topa con la misma piedra. El Estado chavista, sus órganos y su viciada legalidad.
Desde
la presidencia de la república se controla a los otros poderes tales como el
Tribunal Supremo de Justicia, la Asamblea Nacional, el Consejo Nacional
Electoral y fundamentalmente las Fuerzas Armadas que se coordinan para producir
decisiones y acciones que salvaguardan este ecosistema criminal que depreda a
Venezuela desde hace ya un cuarto de siglo.
Pero
la sólida base material en la que se apoya el Estado chavista no es el pueblo
ni la escuálida clientela del PSUV son las Fuerzas Armadas que han sido
postradas al servicio del chavismo y desde hace mucho tiempo vienen actuando
como el brazo armado que se impone por la vía de la violencia.
Una
hipotética confrontación entre venezolanos desarmados y las fuerzas militares
chavistas no solo es desproporcionada sino además suicida como ya se ha visto
en el pasado.
Así
planteadas las cosas a la oposición que quiera seguir actuando en este ambiente
controlado debe aceptar las condiciones que le imponga el chavismo, de lo
contrario la otra opción es la neutralización política y física. Personas como María
Corina Machado que en el pasado fueron exponentes de la caracterización que
exponemos hoy en este artículo han tenido que cambiar su postura principista
para adoptar una pose más pragmática que apuesta a utilizar la pequeña y
engañosa ventana electoral que ofrece el régimen para tratar de arrebatarle el
poder.
En
realidad no es más que una apuesta que pone todas sus esperanzas en manos del
azar y en un súbito golpe del destino. Algunos venezolanos en Miami que
convocaron a una cadena de oración no pudieron expresarlo mejor. “Esperamos que
el 28 ocurra un milagro en Venezuela”. ¿Y por qué poner el destino de la patria
en manos de un milagro? Porque en el fondo es el más absoluto reconocimiento a
la realidad. Solo un milagro propio del realismo mágico permitiría que el CNE
controlado por el chavismo proclame la victoria de Edmundo Gonzalez, que Nicolás
Maduro y sus secuaces acepten la derrota y que las FANB también chavistas
respeten ese resultado.
De estos tres
factores el realmente decisivo es la fuerza militar, pilar esencial para
sostener al régimen. Eso explica el discurso extraño y hasta contradictorio de Nicolás
Maduro, el candidato de la paz que amenaza con un baño de sangre si el chavismo
pierde las elecciones. La dirigencia opositora con una fe ciega en el CNE
chavista se adelantó a calificar el discurso de Maduro como una maniobra para
que la gente se asuste y no salga a votar. Este razonamiento infantil pierde de
vista que Nicolás Maduro a lo largo de toda esta campaña no le ha estado
hablando a los electores. ¿Para qué gastar esfuerzos en quienes poco o nada
pueden decidir?
Los mensajes
destemplados de Maduro siempre han estado dirigidos a los efectivos y
oficialidad de las FANB chavistas. El objetivo ha sido convencerlos que el
anuncio que haga el CNE chavista el 28 de julio en la noche aunque no se
parezca a lo que digan las encuestas es legal y deberá ser defendido con las
armas.
Pero ¿Por qué
persuadir a unos operadores militares que han sido ideologizados y puestos al
servicio de los intereses bastardos de la revolución chavista en los últimos 25
años? Porque lo único que podría dar al traste con los cálculos del régimen es
una fractura en el seno de las FANB entre militares maduristas y militares
chavistas movidos por el interés de recuperar el legado de Chávez que habría
sido enterrado por Maduro.
Nadie,
ni siquiera los periodistas que han trabajado la fuente militar, pueden
asegurar que conocen con exactitud las corrientes, los acomodos y reacomodos
que ocurren en el seno de las FANB chavistas. Eso prácticamente nadie lo puede
saber porque es muy poco el contacto que estos oficiales tienen con el mundo
exterior en medio de la milimétrica vigilancia a que son sometidos por los
servicios de inteligencia y espionaje del gobierno cubano.
Sin
embargo, el 28 de julio ya no habrá margen para las especulaciones sobre los
grupos que se mueven en las FANB y cuantos militares “institucionalistas”
quedan. El 28 de julio finalmente conoceremos qué tan grande es el tamaño del
daño que el chavismo le ha propinado a las Fuerzas Armadas. Sabremos qué tan
lejos ha llegado el programa de ideologización y adoctrinamiento de los
militares.
La
conducta de las FANB chavistas en el marco del 28 de julio ya tuvieron un
dramático y lamentable precedente en el referéndum consultivo sobre el Esequibo
el 3 de diciembre de 2023. En esa oportunidad nadie mejor que los militares
fueron testigos de que prácticamente nadie acudió a votar. A pesar de ello el
CNE chavista proclamó unos resultados con electores inexistentes y las FANB en
forma sumisa suscribieron la decisión.
Este 28 de julio
las FANB serán testigos de una masiva demostración de desprecio hacia el
chavismo por parte de millones de venezolanos. ¿Harán lo mismo que hicieron el
3 de diciembre y suscribirán nuevamente los resultados del CNE chavista? @humbertotweets
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