La popularidad de la que aún hoy
disfruta María Corina Machado no surgió de la noche a la mañana. Es el
resultado de un claro proceso de distanciamiento y diferenciación entre ella y
quienes se ofrecían como alternativa al chavismo desde la oposición.
Una de las muchas críticas que se le
hace a esa oposición de la MUD/Plataforma Unitaria es su disposición a seguir
negociando con el chavismo y participando en elecciones sin que esas
negociaciones produzcan algún resultado y, quizás lo más grave, aceptando ir a
elecciones sin condiciones ni garantías electorales.
María Corina Machado siempre fue la
voz disonante frente a esa oposición acuñando con gran acierto aquella consigna
que decía “En tiranía no se vota”. Cada vez que la oposición se disponía a
entrar en una nueva etapa de negociaciones-elecciones aparecía María Corina
como aguafiestas.
Las críticas más duras e inclementes
que María Corina haya recibido en su carrera política no vinieron precisamente
del chavismo sino de esa oposición cuyo discurso quedaba al desnudo como
colaboracionista e inviable al ser fustigado por quien, con toda razón en ese
momento, fue rebautizada como María Coraje.
Porque oponerse al régimen chavista
es una cosa pero denunciar a una oposición que le hace el juego requiere
claridad y coraje. Por ello fue acusada de divisionista y enemiga de la unidad
opositora que es el peor pecado del que se pueda acusar a alguien que se quiera
presentar como opositor.
Sin que la premisa fundamental de su
consigna haya cambiado, porque aun seguimos en tiranía, María Corina en un
momento que no es fácil precisar cambió el tono y el contenido de su mensaje
para llamar a votar en resistencia.
El escepticismo y la duda de sus
propios seguidores, aún sorprendidos por la decisión de la ahora candidata,
tuvo que ser tratado con una nueva consigna. Llegar hasta el final. El mensaje
más o menos sugiere que aunque ahora se adopte la táctica de votar en tiranía
esta vez, a diferencia de los otros candidatos opositores en el pasado, se
trataba de ganar y cobrar. En tiranía, por supuesto.
María Corina logró ganar la Primaria
opositora sin tener que responder la incómoda pregunta por qué en tiranía ahora
si se vota, o sea una razón política de peso más allá de que ahora ella es la
candidata de la oposición.
Pero esa no sería la única ni la
última de sus contradicciones. Poco a poco ella se ha venido abrazando con los
opositores que antes cuestionaba por razones morales y a su vez abrazando el
discurso y las políticas de la MUD para hacerlas suyas.
Hay quienes ven en esto una dramática
incoherencia, y lo es. Pero esa incoherencia le abre paso a una postura
coherente con esa oposición y con su disposición de participar en elecciones
sin condiciones ni garantías.
Porque no se puede ir a elecciones en
una tiranía sin aceptar sus reglas de juego. Eso sí sería una incoherencia.- @humbertotweets
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