Voceros del régimen chavista y de la falsa oposición se han dado a la tarea de propagar la especie según la cual en Venezuela la situación es difícil, pero no es tan mala como la pintan. El objeto de esta campaña es preparar el terreno a la nueva etapa de la cohabitación entre el chavismo y la MUD. Esta fase pasa por participar en el nuevo fraude electoral del régimen en un ambiente que intenta maquillar el desastre social y económico con la pretendida nueva normalidad que afanosamente busca el Estado chavista.
Esta nueva
normalidad que intenta vender nacional e internacionalmente el régimen chavista
se monta sobre falacias y manipulaciones. En lo político, por ejemplo,
argumentan que a pesar de todas las denuncias de persecuciones, asesinatos y
torturas existe tolerancia hacia la disidencia y el mejor ejemplo es que la
falsa oposición en su totalidad, sin excepciones, participará avalando el
fraude electoral del 2024. Resulta difícil, casi imposible, argumentar en foros
internacionales que en Venezuela el Estado chavista personifica el crimen y el
fraude si los factores de la falsa oposición son los primeros en legitimar con
su participación la pseudo legalidad en la que opera el régimen.
En lo económico la campana según la cual las
cosas han mejorado en Venezuela se basa en el inexplicable flujo de dólares que
circulan libremente. Hay quienes dicen que la economía venezolana se ha
dolarizado porque su población se ha visto forzada a usar la divisa
norteamericana para protegerse de la inflación y la brutal devaluación del
bolívar. Pero esto no es cierto. El flujo de dólares está concentrado en áreas
que permiten encubrir el narcolavado tales como restaurantes, espectáculos,
licorerías, etc. Los trabajadores del sector público no son pagados en dólares
y algunos segmentos muy pequeños del sector privado son pagados en dólares.
Quienes evidentemente se están beneficiando de este flujo de dólares son los
traficantes más no los trabajadores venezolanos.
Es audaz
afirmar que hay una mejoría en la economía venezolana atribuida exclusivamente
al inexplicable flujo de dólares mientras la mayoría de la población vive del
comercio informal y es pagada en bolívares devaluados. Tampoco se podría
explicar la masiva circulación de dólares en un país con una economía destrozada,
sin comercio y sin industria. Ni siquiera la industria petrolera está operando
a un 10% de su capacidad para justificar el origen de esos dólares milagrosos.
Entonces ¿De dónde salen los dólares que alimentan el mito del milagro
económico chavista? La respuesta es de haber convertido a Venezuela en la
narcolavadora más grande de América en las narices de los propios Estados
Unidos.
El mero flujo
de estos capitales, originados en actividades criminales que son blanqueados en
Venezuela, no basta para fundamentar la tesis del presunto milagro económico
chavista. Frente a la circulación masiva de dólares los indicadores reales de
la economía muestran a un país en bancarrota cuya población lucha diariamente
para sobrevivir.
Un estudio del
CENDAS-FVM calculaba que el valor de la canasta alimentaria en el mes de
septiembre estaba alrededor de los 446.83 dólares. El salario mínimo
establecido por el gobierno de Nicolás Maduro para los empleados públicos
escasamente llega a los 15.7 dólares. Aunque hay venezolanos en el sector
privado cobrando en dólares los ingresos en la gran mayoría de los casos
alcanzan para cubrir una parte de los gastos de comida, servicios, alquiler y
transporte. Esto presenta un cuadro que destruye el mito del milagro económico
chavista al no poder explicar cómo el 90% de la población económicamente activa
aún vive en condiciones de extrema pobreza.
Algunos
precandidatos en las primarias de la falsa oposición también se han hecho eco
de la falacia del milagro económico chavista para sugerir la dolarización de
los salarios pero sin explicar de dónde saldrían los recursos para pagarlos. No
hay ninguna industria en Venezuela produciendo suficiente dólares para ser
inyectados a la economía que no sea la próspera industria del narcolavado. En el
pasado nosotros hemos planteado la necesidad de adoptar el dólar como una
divisa de curso legal en Venezuela como una forma de reeditar la experiencia
del Ecuador. Pero esta propuesta está sujeta a un cambio radical en el régimen
político y a una reforma total de la economía que avance del estatismo chavista
a un régimen de libre mercado y capitalismo industrial.
Proponer
dolarizar los salarios sin un cambio previo de régimen político no solo es
inviable sino demagógico. Lo que está detrás de esta idea es apuntalar la
campaña de la supuesta mejoría de la economía e intentar persuadir a sectores
escépticos de la población a participar en las primarias de la falsa oposición
y en el mega fraude electoral del régimen en 2024. Incentivos inútiles para una
población sumida en la más absoluta pobreza y desengañada ante las reiteradas
traiciones del chavismo y la falsa oposición. @humbertotweets
No hay comentarios.:
Publicar un comentario