Los creadores fracasados del mantra y herederos de una política derrotada frente al chavismo regresan hoy con la misma receta. Para ellos pareciera que nada ha cambiado en Venezuela y la gente ha perdido la memoria de incluso eventos recientes. Solo eso podría explicar que los operadores de la falsa oposición sigan insistiendo, ahora con miras a la estafa electoral del 2024, en la inútil fórmula de protestas inocuas, negociaciones ambiguas y elecciones fraudulentas.
Todo
esto ocurre en el marco de una traición mayor y es tratar de convencer a los
venezolanos que la única forma de salir del chavismo es respetando celosamente
las reglas de jugo del régimen chavista. Es esta la política que condiciona los
emprendimientos de la falsa oposición y en la cual pretenden embarcar a todos
los venezolanos. Es una postura que ha sido triturada por la realidad, pero los
incentivos económicos para continuar jugando a ser la apariencia de una
oposición al chavismo son inmensos.
Hay
una retórica estridente que simula confrontar al chavismo porque parece estar
dispuesta a disputarle las posiciones de gobierno al régimen. Pero en realidad
lo que esta retórica enmascara es la defensa incondicional del régimen chavista
y su constitución de 1999. ¿Cuál podría ser la diferencia entre los diputados
de la llamada Asamblea Nacional del 2015 y los de la Asamblea Nacional del
2020? Ninguna. Todos esos diputados, sin excepción, que se presentan como oposición son defensores
del mismo régimen político chavista y todos han jurado lealtad a la misma
Constitución.
Por
eso muy hábilmente los operadores de la falsa oposición evaden el tema del
régimen político y su constitución, ellos prefieren hablar de negociaciones y elecciones
para buscar un cambio de gobierno por la vía de la legalidad chavista. Jamás
esta falsa oposición se plantearía confrontar para destruir al estado chavista
porque eso sería agotar sus opciones de usufructuar prebendas y beneficios de
ese régimen. Mientras la idea que se imponga sea la de entenderse con el
chavismo y resolver esas diferencias de forma según la legalidad del estado
chavista no habrá una perspectiva viable para avanzar. Esto es lo más parecido
a un tornillo mellado que sigue dando vueltas sin parar aislado en una tuerca
sin jamás llegar a apretar.
Así
como en un ejercicio olímpico de corrupción e inmoralidad el llamado gobierno
interino de Juan Guaidó nos debe a todos los venezolanos la rendición de
cuentas igualmente la falsa oposición está en deuda al negarse sistemáticamente
a hacer un balance de sus políticas
fracasadas. Sin debate y sin análisis la falsa oposición salta de una
negociación a otra, de una elección a la siguiente, dando bandazos en el
ejercicio de una estrategia errática que le ha costado la vida a miles de
venezolanos, civiles y militares, muchos de ellos embarcados y sacrificados por
una concepción utilitarista, y cortoplacista de la política.
Consecuentes
con la idea equivocada de usar las instituciones del propio régimen para tratar
de enfrentarlo la falsa opción se lanzó a la breve y efímera campaña por la
convocatoria a un Referéndum Revocatorio. Esta campaña despertó el ánimo del
llamado chavismo originario, hoy enfrentado al gobierno de Nicolás Maduro, y
ningún interés en la población. Como era de esperar los órganos del estado
chavista argumentaron un tecnicismo para liquidar ese referéndum. Lo que llama
la atención es que el mismo día sus promotores ya estaban anunciando la
siguiente estafa: Pedir elecciones adelantadas.
Incapaz
de articular consignas conectadas con una política viable la falsa oposición
acude a siglas (MUD, FA, etc.) y slogans de marketing (El que se cansa pierde,
cese de la usurpación, etc.) todos carentes de contenido y fuerza para dirigir
una lucha que efectivamente saque al chavismo del poder. La gente no puede sino
ver con indiferencia, resentimiento y desprecio estas maromas políticas que se
cambian de una a otra sin dar explicación.
Derrotada
la tesis del referéndum Revocatorio, y ante la indiferencia de la mayoría de
los venezolanos, ahora la falsa oposición ha pivotado a embarcar a la gente en
la lucha por pedir unas elecciones anticipadas que por supuesto el chavismo no
va a aceptar. Las elecciones presidenciales serán en el 2024 pero pedir su
adelanto le da un pretexto a la falsa opción para quemar el tiempo y llegar de
todas formas a hacerle el juego al chavismo en su estafa electoral
presidencial. Este es un círculo vicioso que se ha repetido por veinte años y
se seguirá repitiendo si la falsa oposición sigue usurpando la representación
de los venezolanos.
Hay
que ver como un signo positivo y alentador que la mayoría de los venezolanos
haya mostrado indiferencia por las posturas del Revocatorio y las elecciones
adelantadas. La escasa asistencia a las asambleas convocadas por Juan Guaidó
demuestran que la gente está cansada tanto del chavismo como de las mentiras y
las estafas de la falsa oposición. Esto solo quiere decir que están madurando
las condiciones para la articulación y crecimiento de una verdadera oposición,
combativa e insurreccional, conformada por civiles y militares, que no busque
aparearse con el estado chavista sino su liquidación definitiva.- @humbertotweets
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