La batalla por la elección presidencial en los Estados Unidos aún está por definirse. Aunque ya las oligarquías mediáticas proclamaron ganador a Joe Biden, la realidad es que no se sabrá con certeza quién será el presidente hasta el 14 de diciembre, fecha en la cual se reúne el colegio electoral para tomar la decisión.
En el
calendario constitucional de los EEUU el 14 de diciembre de 2020, día real de
la verdadera elección, y el 20 de enero
de 2021, día de la juramentación, son fechas que no se pueden modificar salvo
que estemos frente a una ruptura del régimen político.
Por esa
inflexibilidad en los lapsos es que el equipo de abogados de Donald Trump están
en una carrera contra el tiempo para lograr que los jueces puedan conocer y
decidir sobre las impugnaciones de votos ilegales o que las legislaturas
regionales remedien el fraude, decidiendo ellas mismas quienes serían los
delegados al colegio electoral por cada estado y eventualmente adjudicándoselos
a Trump.
En este
momento tanto Donald Trump como Joe Biden tienen las mismas posibilidades para
ser electo presidente de los Estados Unidos. Pero un país cuyas decisiones
impactan a muchos otros no puede depender de esta incertidumbre. Por eso es
normal que los equipos de ambos candidatos tengan no solo planes sino que
igualmente estén tomando acciones anticipando uno u otro resultado.
No debe
sorprender que Trump haya dado instrucciones para preparar la transición al
tiempo que insiste en no reconocer los resultados electorales hasta que estos
sean declarados definitivos por los órganos constitucionales. Sin embargo, ante
la eventualidad de un resultado adverso y sin restar energía a las
impugnaciones el propio Trump debe seguir ocupándose de los asuntos domésticos
e internacionales hasta el mismo 20 de enero de 2021.
En las próximas
semanas e independientemente de lo que ocurra el 14 de diciembre en el colegio
electoral la administración de Donald Trump aún tendrá la oportunidad de tomar
decisiones con respecto a Venezuela. En el marco de una intervención quirúrgica
con el objetivo de liquidar las cabezas políticas, financieras y militares del
régimen chavista Trump podría también destituir a funcionarios como James Story
y Elliot Abrams que han impulsado las tesis de la falsa oposición venezolana de
negociación y elecciones con el chavismo.
La designación
en este preciso momento de nuevos funcionarios para atender el tema Venezuela
permitiría buscar otros interlocutores para conformar un gobierno de facto
luego de una intervención militar puntual que neutralice al régimen chavista y
a sus socios colaboracionistas.
Ante la
eventualidad que Trump tenga que entregar el poder el 20 de enero de 2021, una
operación militar tipo corte quirúrgico rompería completamente con ese ciclo
vicioso de negociaciones-elecciones con el régimen chavista y provocaría una
crisis que tendría una influencia determinante en las políticas de Biden para
Venezuela.
En lo que
podrían ser los días finales de su administración, o el comienzo de un nuevo
periodo, y en el ejercicio pleno de sus facultades constitucionales Donald
Trump sigue tomando decisiones claves en el gobierno cuyos efectos se sentirán
en los próximos años y seguramente serán parte de su legado. Los acuerdos de
paz en el medio oriente y el ser el único presidente que no ha iniciado una
guerra son parte de ese legado al cual bien se le podría agregar la liquidación
definitiva de la cúpula del régimen chavista en Venezuela, como inicio de un
proceso irreversible de liberación.- @humbertotweets
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