En
estos 18 años hay suficiente evidencia que cada vez que el régimen enfrenta una
crisis terminal saca del sombrero del mago un truco que le permite
reposicionarse, navegar a través de la tormenta y seguir en el poder. El truco
predilecto del régimen ha sido la negociación con la oposición para ganar
tiempo y mantener el control del gobierno. No importa lo elaborado o ambiguo de
la agenda para esas jornadas al cabo de un
tiempo la falta de voluntad del gobierno se hace evidente y todo termina
en el aborto de una crisis que de otra forma ha podido conducir a un cambio
político.
A
este truco se suma el señuelo de la participación electoral. No hay duda que si
hubiese garantías electorales y elecciones libres los candidatos del gobierno
para cualquier cargo serían barridos por la oposición, aunque esta fuese
dividida. Todas las encuestas le dan al oficialismo no más del 20% o menos de
simpatías. Pero si el gobierno quiere que la oposición participe en estas
elecciones con ese cuadro adverso es porque justamente tiene la certeza de
poder fabricar un resultado a la medida con un CNE que controla a su antojo.
El
truco funciona porque la MUD se deja llevar por la ilusión de poder ganarle al
régimen dentro de sus propias reglas de juego y con esa esperanza sacrifica
todo su capital político. Con un sistema electoral viciado la oposición
obtendría el número de gobernaciones que quiera el régimen. Que sean 3, 7 o 9
es irrelevante. El régimen habrá logrado reconocimiento y aceptación para su
sistema fraudulento con el invaluable auxilio de la MUD.
Para
asegurar la jugada, el gobierno vuelve a enredar a la MUD en otro proceso de
negociaciones secretas, inoportunas e inconvenientes. Que estas negociaciones
ocurran justamente antes de las elecciones sólo puede favorecer al régimen. Una
vez más la MUD acude a negociar sin condiciones y sin agenda lo cual la
presenta errática y la deja a merced del gobierno.
La
elección de gobernadores y la negociación con la MUD son dinámicas generadas
por el gobierno para seguir procurándose ventajas dentro de un clima político
adverso. Ambas forman parte del elenco de tableros de ajedrez del cual dispone
el régimen para engañar a la oposición en un acto de prestidigitación política.
Ambas
dinámicas parecen ocultar el objetivo real del régimen para sobrevivir,
desafiando todos los pronósticos. Elecciones y negociaciones en los términos
planteados por el régimen parecen conducir a una cohabitación entre la
dictadura y la MUD. Esta nueva situación le daría a la MUD una participación en
la estructura del gobierno a través de gobernadores, alcaldes, concejales y
diputados, pero todos controlados en los términos que convienen al régimen para
seguir conservando en sus manos la estructura fundamental de poder.
La
continua participación de la MUD en elecciones fraudulentas y negociaciones
engañosas solo pueden conducir a una peligrosa cohabitación dentro del estado
chavista por otros 20 años.
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