No se puede olvidar que la excusa ofrecida por la falsa oposición (MUD-Interinato) para justificar las negociaciones con el chavismo en México fue cambiar o mejorar las condiciones electorales para participar en una futura contienda electoral. Este debía ser un tema crucial porque bajo el régimen chavista que controla todo el entramado institucional jamás será posible hacer unas elecciones justas y transparentes. El día que el chavismo acepte modificaciones sustanciales a su sistema electoral estaría aceptando entregar el poder, cosa que según Diosdado Cabello no ocurrirá ni por las buenas ni por las malas.
Pero esto no
era ninguna novedad para chavistas y falsos opositores al momento de sentarse a
conversar en México. Sin embargo, conscientes ambos de la necesidad de embaucar
a la gente una vez más con la retórica electoral era necesario ofrecer razones
de peso para justificar el postramiento de la falsa oposición. Sin rubor la MUD
y sus voceros se defendieron argumentando, una vez más, que la pelea había que
darla desde dentro del régimen chavista y para esto era necesario hacer
concesiones. Parecía como la lógica del sentido común que aconsejaba sentarse
con el chavismo para discutir condiciones y garantías electorales con la
esperanza de que bajo estas nuevas premisas ellos eventualmente estuviesen
dispuestos a aceptar un resultado adverso.
Detrás de ese
espejismo de falso sentido común se escondía la secreta convicción de que
efectivamente el chavismo jamás accedería a hacer ningún tipo de concesiones
sustanciales en cuanto al sistema electoral se refiere. Y así ocurrió. Pero era
necesario decirle algo a la gente que justificara arrodillarse ante el chavismo.
Lo que la falsa oposición nunca dijo es que el postramiento sería incondicional
porque a la final el chavismo dejó pasar el tiempo, no cambiaron las
condiciones electorales y aun así ya la falsa oposición está embarcada en los
preparativos de su campaña electoral.
A estas
alturas se ve con claridad la maniobra. Desde el principio se sabía que las
condiciones electorales serían y serán las que convengan al régimen chavista
mientras este siga operando como Estado. El tema de las socorridas condiciones
y garantías electorales como un prerrequisito para participar en las elecciones
es algo sobre lo cual los falsos
opositores ya no quieren. Discretamente se ha pasado la página para
convenientemente hablar de las primarias sin siquiera explicar cómo podrían
ganar una elección cuando de entrada hay más de 7 millones de venezolanos en el
exterior quienes no podrán votar.
El papel de la
falsa oposición venezolana ha sido y seguirá siendo promover las falsas
ilusiones sobre un inviable cambio político bajo las reglas del régimen
chavista. Establecido que ya no resulta creíble el argumento de negociar con el
chavismo mejores condiciones electorales es urgente para la falsa oposición
pivotar a una nueva excusa que parezca noble aun sin serlo, y facilite el
trabajo de persuadir a los venezolanos en las bondades del voto como arma
política aún sin ningún tipo de garantías ni transparencia.
La excusa esta
vez es supuestamente la necesidad de lo que han llamado lograr un Acuerdo
Social con el chavismo que beneficiaría a todos los venezolanos. Gerardo Blyde,
en nombre de la falsa oposición, y Jorge Rodríguez, por el régimen chavista,
han venido cocinando en secreto lo que en forma rimbombante llaman un Acuerdo
Social. Por supuesto, para nada ya mencionan el tema de las condiciones
electorales, para las cuales ya ni tiempo hay para definir. El tal acuerdo
social consistiría en que la falsa oposición haga las gestiones ante el
gobierno norteamericano para que los activos de Venezuela en el exterior
regresen a manos del chavismo y los recursos de la ayuda humanitaria
internacional lleguen directamente al gobierno de Nicolás Maduro, para
beneficio de los venezolanos.
Desde la
óptica de falsos opositores y chavistas el propósito noble de este acuerdo
social para favorecer a los venezolanos lo convierte en inatacable invitación
para renovar la confianza en ambos bandos políticos cuando llamen a la gente a
votar en el fraude electoral de 2023. Sin embargo, el problema de fondo continúa.
El chavismo ha saqueado el tesoro nacional en estos 20 años. Y ahora la falsa
oposición que ya tuvo oportunidad de saquear activos y ayuda humanitaria desde
el interinato, propone que esos recursos sean entregados al chavismo para que
los administre a su antojo.
¿A cambio de
que la falsa posición da este paso? Bueno, no será a cambio de modificaciones
al sistema electoral que esencialmente sigue siendo el mismo. Tampoco a una
reforma en los mecanismos de gestión pública para usar estos recursos. Lo único
que recibe la falsa oposición a cambio es que el chavismo le reconozca el
estatuto de ser la única oposición formal, oficial, reconocida por el régimen.
Para completar este pacto la falsa oposición deberá escoger un candidato que
haga bien su papel de reconocer el triunfo de Nicolás Maduro, aunque sea bajo
protesta.
El Acuerdo
Social entre el chavismo y la falsa oposición no es más que otra cortina de
humo para ocultar la verdadera esencia de la nueva cohabitación que define la
etapa política que apenas comienza y estará caracterizada por el saqueo coordinado
con la noble excusa de lo “social”.- @humbertotweets
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