Con la situación que se ha presentado en el estado Barinas luego del fraude electoral del 21N han regresado envalentonados quienes defienden las salidas electorales y negociadas a reivindicar el voto como la única salida posible frente al desmadre del régimen chavista. Después de todo fue con votos que se derrotó a un bando de la familia Chávez en Barinas, dicen. Y completan el silogismo agregando: “Esto significa que si vamos con una sola propuesta (Referéndum Revocatorio) o con un solo candidato de la oposición (López o Rosales) es posible ganarle al chavismo”. Como este tipo de falacia será de uso cada vez más frecuente en los próximos dos años vale la pena examinarla para entender su perverso propósito.
El
argumento de que con votos la falsa oposición ganó las gobernaciones de
Barinas, Cojedes, Nueva Esparta y Zulia, además de un generoso puñado de
alcaldías, no es más que una variación de la misma falacia que ya antes hemos
escuchado. Se trata de un recurso propagandístico que circula muy rápido cuando
se usa para demostrar que durante el régimen chavista la falsa oposición
también ha ganado elecciones y que cobra más fuerza aún cuando se le coteja con
situaciones como el referéndum del 2007 (que Chávez perdió) y las elecciones
parlamentarias del 2015 donde el chavismo le otorgó la mayoría nominal de la
Asamblea Nacional a la falsa oposición aunque luego, como era de esperar, le
arrebató todo el poder. Sobre estos eventos se monta la campaña para vender la
ilusión que algún día el chavismo entregará el poder si es derrotado por los
votos.
Este
tipo de discurso se centra en el tema del fraude electoral y reduce la
complejidad de la trama chavista a un mero asunto de “condiciones electorales.”
Si tan solo hubiesen más auditorías, cuadernos de votación depurados y
actualizados, representación paritaria en las mesas de votación…y si la gente
sale a votar entonces se le puede ganar al chavismo. Pero este argumento ignora
deliberadamente un fraude de mayor entidad y es el fraude político como rector
de todo el proceso cuyo único objetivo es mantener al chavismo en el poder.
El fraude
político opera cuando las instancias del propio estado chavista se coordinan y
articulan para producir decisiones, basadas en la pseudo legalidad de la
constitución de 1999, que corrigen o completan el trabajo no resuelto por el
fraude electoral. Esto lo hemos visto varias veces en estas dos décadas de
chavismo. Aunque la propuesta de Hugo Chávez en el Referéndum del 2007 salió
derrotada todo su contenido fue luego impuesto por vía de decretos
presidenciales y sentencias del Tribunal Supremo de Justicia chavista. Quizás
el caso más emblemático de una “victoria” de la falsa oposición sea la elección
de la Asamblea Nacional del 2015 donde el Consejo Electoral chavista le
adjudica la mayoría de los puestos a la falsa oposición y luego los órganos del
estado chavista le quitan la mayoría calificada y le montan nada más y nada
menos que una Asamblea Nacional Constituyente para que actúe como cuerpo
legislativo paralelo y el único reconocido oficialmente.
Para ser
consecuentes con esta línea de análisis tenemos entonces que preguntarnos ¿Si
el régimen chavista tiene todo el poder material para manufacturar votos a la carta
como es que permite resultados aparentemente “adversos” como los de 2007, 2015
y toda la larga lista de gobernaciones y alcaldías que han sido adjudicadas a
la falsa oposición en estos veinte años? Estas supuestas anomalías dentro del
sistema del régimen político chavista no son azarosas ni casuales, ocurren por
diseño y operan como una necesaria válvula que regula y controla la
participación de la falsa oposición que acepta engolosinada validar todo el
sistema a cambio de que se le otorguen algunas concesiones. A esto hay que
agregar el no menos valioso recurso propagandístico que significa decir dentro
y fuera de Venezuela que el chavismo también pierde elecciones y por eso hay
que seguir votando.
Es
probable que la máquina para fabricar resultados electorales no estuviera
operando en su habitual nivel de eficiencia y esto produjo resultados
inesperados en elecciones importantes como las de 2007 y 2015. Pero estos
fueron inmediatamente corregidos por el propio sistema en forma legal, sin
aviso y sin protesto.
Aunque el jefe
del estado chavista (ayer Hugo Chávez, hoy Nicolás Maduro) es quien controla
todos los cables de esa maquinaria a veces como resultado del natural juego de
tendencias e intereses dentro del mismo régimen esos cables se cruzan y producen
estas anomalías que le dan cierta variedad y color al desértico paisaje
chavista. Por ejemplo, la adjudicación de gobernadores y alcaldes a la falsa
oposición además de lograr un efecto inclusivo de estos socios del régimen se
ha convertido en una forma de ajustar cuentas en lo interno del chavismo. Lo
vimos el 21 de noviembre pasado cuando aun teniendo todo el poder para imponer
sus candidatos el chavismo resolvió darle la gobernación Zulia a la falsa
oposición y sacrificar a Omar Prieto ficha de Diosdado Cabello.
En el Táchira,
si hubiesen querido habrían podido hacer ganador por más votos a Fredy Bernal, otra ficha de
Diosdado, en lugar de ponerlo como un gobernador que casi pierde. En Barinas
han podido ahorrarle la humillación a la familia Chávez y darle todos los votos
a Argenis Chávez. ¿Acaso alguien puede dudar que tienen el poder para hacerlo?
Nosotros especulamos en estas mismas páginas que podría tratarse de una forma
de darle un incentivo al grupo de Leopoldo López para que se integrara por
completo al régimen al tiempo de quitarse de encima a toda la familia Chávez.
Lo que no hay
que perder de vista es que el régimen chavista, ahora controlado en su
totalidad por Nicolás Maduro y su camarilla, ha provocado nuevamente una
anomalía esta vez para liberarse de los compromisos con la familia Chávez y
argumentar que en este sistema el chavismo también pierde lo cual ayuda a
legitimar al régimen. Y pueden tener razón porque si se repiten las elecciones
en Barinas el nuevo gobernador no será Argenis Chávez ni un chavista originario
vinculado a la familia Chávez, sino muy probablemente una ficha de Nicolás
Maduro. Así el relevo del chavismo originario por el madurismo en el seno del
régimen sigue su curso apoyado en esos pequeños accidentes electorales que
parecieran cosas del destino pero que están fríamente calculados.- @humbertotweets
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