Los operadores del estado chavista tienen la certeza que el régimen no será depuesto por negociaciones ni elecciones. Esto deja por defecto el tema militar y lo relacionado con las fuerzas armadas chavistas como objetos de especial atención e interés porque se piensa que será por allí donde reviente una crisis que podría ser terminal para el régimen.
Por eso el
régimen puede jugar al gato y al ratón con la falsa oposición para hacer el
amague de una cierta contención que nunca termina de resolverse porque ambos
apuestan a sostener el mismo sistema político. Pero una confrontación o crisis
militar que amenace al régimen, interna o externamente, tienen el potencial de
derrocarlo aunque solo sea para cambiar unos chavistas por otros.
Los presos
políticos militares, y los civiles acusados de ayudarlos, tienen un tratamiento
diferente dentro del esquema represivo del estado chavista. Para estos presos
no hay garantías ni consideraciones. A ellos se les niegan las visitas médicas
y familiares. Es usual que no se les permita designar a un abogado o se les
asigne arbitrariamente a un defensor público que actúa incluso con más saña
para lograr la condena de su defendido. Estos militares presos políticos están
literalmente muertos en vida, a diferencia de otros presos políticos que no
sufren las mismas privaciones y hasta se les permite escapar milagrosamente de
sus celdas.
En esta
situación parece encontrarse el luchador social y director de Fundaredes Javier
Tarazona quien, sin ser militar, fue acusado por el régimen chavista como
terrorista y traidor a la patria. La acusación pública de Nicolás Maduro contra
Tarazona buscaba ejecutar el linchamiento moral primero para luego justificar
su detención arbitraria. El propio Vladimir Padrino López, ministro de la
defensa del régimen, habría declarado a Javier Tarazona como enemigo de las
fuerzas armadas chavistas.
Lo que hay
tras la acusación de traición a la patria contra Tarazona es en realidad un
extraordinario trabajo sistemático y metódico para documentar y denunciar cómo
la mediocridad y la negligencia del liderazgo de las FANB chavistas han puesto
en riesgo la vida de sus propios efectivos. Gracias al trabajo de Javier
Tarazona y su equipo se pudo conocer, por ejemplo, que militares venezolanos
fueron emboscados por las FARC-Gentil Duarte en Apure, situación que fue
ocultada por el ministro Padrino López hasta que las pruebas aportadas por
Fundaredes lo desmintieron.
Los abusos de
las fuerzas armadas chavistas contra la población de La Victoria en Apure y
hasta el estado caótico y desorganizado de ese grupo militar pudieron ser
conocidos por videos y testimonios suministrados por Fundaredes. En la zona
esto contribuyó a aumentar la desconfianza de los habitantes que huían de
Venezuela para buscar refugio en Colombia. En lo interno de las fuerzas armadas
chavistas estas evidencias provocaron un movimiento telúrico cuya onda
expansiva aún sigue en movimiento.
El régimen
chavista le cobra a Javier Tarazona el poner en evidencia las profundas e
insuperables deficiencias de sus fuerzas armadas plagadas de corrupción y
comandadas por los peores de cada promoción. A Tarazona ahora lo tienen
detenido e incomunicado, bajo un procedimiento judicial sin ningún tipo de
garantías y de hecho, aunque el estado chavista lo haya sometido a su justicia
civil, está recibiendo el tratamiento de un preso político militar con todos
los rigores y privaciones que esto significa.
Los operadores
de la diplomacia internacional, que redundan en declaraciones retóricas e
inútiles sobre las violaciones de los derechos humanos en Venezuela -¿La
Bachelet?- deberían tomar nota de este caso y emprender acciones urgentes para
proteger la vida de Javier Tarazona antes que sea demasiado tarde. El estado
chavista es muy conocido no solo por dejar morir a sus presos sino por
liquidarlos físicamente. La salud de Tarazona es precaria y esto se agrava con
un diagnóstico de diabetes e hipertensión. Esto lo sabe el régimen para quien
solo bastaría negarle atención médica y así ejecutar otra sentencia de muerte.
La vida y los derechos de todos los presos políticos, civiles y militares,
importan. Pero Javier Tarazona no es un preso político cualquiera. Este es uno
muy especial cuya perseverancia y método logró crearle una crisis interna a las
fuerzas armadas chavistas de la cual aún no han podido recuperarse.- @humbertotweets
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