Los más conspicuos voceros del chavismo Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, quienes además encarnan una guerra, feroz y silenciosa, por el control del estado chavista y del PSUV, son los mejores propagandistas de la presunta unidad monolítica del chavismo. Ambos han contribuido al relato de una fantasiosa y mágica unidad entre los chavistas por encima de las ambiciones y las pasiones. Como si los chavistas envueltos en las luchas por el control del régimen fuesen distintos al resto de los mortales y hasta indiferentes frente a las mieles del poder. Sobre todo a las de un poder descontrolado e ilimitado como el que ha acumulado el chavismo en los últimos veinte años.
Pero la
realidad que desafía el relato es la de insalvables y profundas guerras
intestinas que se libran en las entrañas del régimen donde a diario se decide
cuál facción se queda con el control del estado chavista. No existe tal unidad
del chavismo. Lo que hay son complejas alianzas entre mafias que se coordinan
para liquidarse unas a otras y en esa guerra a muerte mantener el equilibrio y
la operatividad de un régimen que trata desesperadamente de moverse al terreno
de la nueva normalidad antes de implosionar. Nicolás Maduro encabeza la facción
que hasta ahora se ha impuesto sobre las demás pero su capacidad para mantener
funcionando el ecosistema criminal chavista está siendo gravemente cuestionada
desde grupos militares.
Y
si queremos encontrar más pistas de donde podría comenzar el desmoronamiento
del régimen habría que examinar lo que está ocurriendo en las fuerzas armadas
chavistas donde los asuntos partidistas y los militares son una misma cosa. La
pelea entre Nicolás Maduro y Diosdado Cabello ha permeado a todos los sectores
y niveles del chavismo forzando un
realineamiento de los militares chavistas obligados a escoger entre uno
u otro porque ya no hay espacios para una neutralidad que solo podría ser
percibida como coqueteo con el adversario.
Para
muchos podría resultar inexplicable que Vladimir Padrino López continúe al
frente del Ministerio de la Defensa como militar activo, aunque ha debido ser
retirado desde hace ocho años. Pero en el mundo del chavismo se sabe y se
entiende que Padrino López es incondicional de Nicolás Maduro y es quien en
definitiva le garantiza cierto equilibrio entre los diferentes grupos en pugna
en las fuerzas armadas chavistas. Pero la derrota militar en Apure frente a un
grupo disidente de las FARC ha creado un fuerte movimiento que pide pública y
privadamente las cabezas de Vladimir Padrino López y Nicolás Maduro como
principales responsables de la debacle militar. Y quienes están al frente de
esto no son militares neutrales o independientes sino chavistas.
Hace
más o menos un año Nicolás Maduro ejecutó una purga en las fuerzas militares y
retiró a todos los miembros de la promoción de Diosdado Cabello de 1987 por
haber cumplido sus 30 años de servicio. Regla que ha sido deliberadamente
ignorada por más de 8 años con Vladimir Padrino López. De los hombres leales a
Cabello que fueron jubilados sin preaviso había 2 miembros del alto mando
Militar, 2 mayores Generales, 23 generales de brigada y varios altos oficiales
que hasta ese día tuvieron mando sobre una tropa.
El golpe que Nicolás
Maduro le propinó a Diosdado Cabello fue tan sorpresivo como certero que
Cabello solo atinó a resistir suspendiendo la emisión semanal de su show
televisivo y enviando un críptico mensaje a Maduro. Alegando una supuesta
alergia Diosdado Cabello se excusaba de hacer su programa y se iba por unos
días a la casa a cuidar de sus matas de aguacate al tiempo que tuiteaba: “La mata de aguacate es de polinización
cruzada, es decir requiere tener cerca otra mata de aguacate para que
intercambien el polen y puedan echar aguacates, de lo contrario echarán flores
pero no cuajarán frutos.”
El que
Diosdado Cabello no haya confrontado abiertamente con Nicolás Maduro no cancela
esa pelea sino más bien la pospone. Y hasta le permite a Cabello mantenerse
activo y hábil en el mundo chavista para entenderse con Maduro y liquidar a
otros adversarios comunes mientras espera pacientemente por un evento fortuito
o sobrevenido que incline la balanza a su favor.
Sería un error
pensar que esa es la única confrontación en el seno del chavismo. Hay muchos
otros grupos en pugna en los estados, en las fuerzas armadas chavistas, etc. La
mayoría de estos grupos tienen ya una cuota de poder importante en el gobierno
y la lucha es feroz para tratar de controlar la totalidad del estado chavista.
Con su entreguismo al régimen la falsa oposición ha dejado de ser un dolor de
cabeza para el chavismo y la atención de estas facciones se ha centrado en las
luchas internas.
La violencia
del estado chavista que antes se aplicaba a los opositores ahora está dirigida
a perseguir adversarios internos que pueden terminar misteriosamente
asesinados, desaparecidos o encarcelados. Los casos de Carlos Lanz y Miguel Rodríguez
Torres, entre muchos otros, resultan emblemáticos de estas guerras intestinas
que se libran en el seno del régimen donde las facciones en lucha tienen algo
en común: La acumulación de logística y poderosas armas de fuego en estos
veinte años y su disposición a usarlas en contra de sus adversarios internos en
caso de ser necesario.- @humbertotweets
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