El régimen chavista está atrapado en las contradicciones de su propia política diseñada para seguir en el poder, a cualquier precio. Hugo Chávez inauguró una serie de alianzas, inusuales para Venezuela hasta ese momento, con gobiernos y grupos terroristas para compensar el apoyo del que carecía por parte de gobiernos democráticos. Esto ocurría al tiempo que en lo interno desmontaba instituciones que podrían representar un freno a sus planes tales como la Corte Suprema de Justicia, el Congreso y hasta la misma Fuerza Armada.
La relación,
por ejemplo, entre Hugo Chávez y el régimen chavista en su conjunto con la
guerrilla colombiana de las FARC ha sido muy bien documentada. Se trata de una
relación con rango de política de estado que consideraba la FARC como un aliado
dentro de Colombia y que luego de los acuerdos de paz se transformó en la
alianza del régimen chavista con la FARC de Iván Márquez y Jesús Santrich.
Esta conexión
régimen chavista-FARC (Márquez & Santrich) va desde el más alto nivel del
estado chavista hasta pequeñas asociaciones fácticas que ocurren en el terreno
donde los comandantes de las FARC y los de la fuerza armada chavista se
entienden y colaboran para usufructuar los beneficios de una economía que se
apoya en actividades criminales como el tráfico de droga, la extorsión y el
secuestro.
Reproduciendo
la misma lógica en la política interna el régimen alentó, promovió y apoyó el
surgimiento de los colectivos paramilitares chavistas. Este concepto del brazo
armado del régimen fue concebido como un seguro frente a la eventualidad de
perder el control de las fuerzas armadas. Con el tiempo los colectivos
avanzaron en la adquisición de armas y dinero provenientes del gobierno y las
fuerzas armadas cayeron en manos del chavismo a un nivel donde ya prácticamente
no hay diferencias entre unos y otros. Las propias fuerzas armadas chavistas en
un acto completamente desnaturalizado se ofrecieron para ser el soporte
logístico de la naciente milicia bolivariana que sería un intento de coordinar
y sistematizar a los colectivos chavistas.
Tanto los
efectivos de las fuerzas armadas chavistas, como los colectivos y las milicias
armadas han jugado un papel determinante para sostener al régimen por la vía de
las armas. Estos tres componentes actúan en forma coordinada para imponerse
sobre la población civil desarmada.
Este tipo de
relación entre bandas criminales y grupos terroristas con el régimen chavista
sentó las bases para la construcción de una política que le reconoce a estas
organizaciones un rango político y militar que les permite actuar de acuerdo a
lo que hayan negociado con el régimen chavista.
Operadores
conspicuos del régimen chavista tales como Iris Varela y José Vicente Rangel
Avalos han sido promotores de reconocer territorios y entidad a las pandillas
criminales que bajo la sombra del chavismo han crecido hasta adquirir la
dimensión de verdaderos ejércitos urbanos conocidos como las megabandas.
El problema
para el régimen chavista surge cuando estos grupos y pandillas comienzan a
tener una agenda propia que ya no es posible coordinar con el gobierno por el
complejo entramado de estas asociaciones con militares y policías corruptos a
escala local. Y eso fue precisamente lo que ocurrió en Apure donde existe un
acuerdo de hecho entre las FANB chavistas y los más diversos grupos irregulares
que operan en la zona. Una disputa por el control de las rutas del narcotráfico
provoca el inicio de hostilidades donde el régimen chavista se alinea con uno
de los grupos en contra del otro para recibir una humillante derrota militar.
Reconocerle
beligerancia y territorios a la guerrilla en Apure durante todos estos años de
chavismo es lo que ha permitido la consolidación de varios ejércitos con la
capacidad de fuego para derrotar y humillar a las fuerzas armadas chavistas. Es
exactamente lo que hace el chavismo en las zonas urbanas donde en lugar de
enfrentar al crimen le hace concesiones y le ceden espacios. Bajo la sombra de
esta política las megabandas surgen hoy como una genuina creación chavista con
capacidad para enfrentar y hasta derrotar a las fuerzas militares y policiales
del propio chavismo.
Arrastrado por
un curso que parece no tener regreso al régimen chavista no le ha quedado otra
alternativa que buscar alianzas con unas megabandas para enfrentar a otras. Eso
fue lo que pasó el 12 de Junio en la Vega donde las fuerzas militares y
policiales del régimen chavista, al igual que lo hicieron en Apure, decidieron
desplegar un ataque selectivo contra la banda de “El Coqui” para favorecer los
intereses de otras bandas rivales. Un mal precedente para una estrategia que
acaba de ser derrotada en Apure y que luce impotente para detener el avance en
Caracas de zonas liberadas y controladas por megabandas, cada día más cerca del
perímetro de Miraflores.- @humbertotweets
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