La política de las sanciones internacionales contra el régimen chavista están montadas sobre una concepción gradualista que asume que la aplicación progresiva de medidas restrictivas fundamentalmente en la economía llevaría a una eventual desestabilización del chavismo y así forzarlo a entregar el poder.
Esta
noción es ingenua por decir lo menos. El chavismo ha demostrado una
extraordinaria capacidad de adaptarse a esas restricciones y siempre consigue
países dispuestos a burlar esa forma de bloqueo. Pero aun cuando la
inefectividad de estas sanciones es evidente sigue siendo la opción preferida
de una comunidad internacional que en realidad no quiere y parece que en el
futuro inmediato no se va a inmiscuir en los asuntos internos de Venezuela.
Uno
de los problemas de la fracasada política de sanciones que se le aplica al
chavismo es precisamente ese gradualismo supuestamente basado en la idea que
sanciones más fuertes y definitivas al mismo tiempo afectarían a la población.
Entonces se termina fabricando una estrategia que nunca alcanza la entidad de
ser una amenaza real para el régimen chavista. Y el chavismo lo sabe y juega
con eso a su favor.
Hoy
por ejemplo Venezuela está en una situación de desabastecimiento total de
combustible diésel provocando adicionalmente una escasez de alimentos. Pero no
es precisamente por las sanciones impuestas por la comunidad internacional. La
industria petrolera colapso bajo el chavismo al extremo de ser incapaz de
producir el diésel que se requiere para satisfacer la demanda interna.
Pero
el régimen por supuesto no asume su responsabilidad y se la endosa a la
comunidad internacional. Desde el chavismo y con el auxilio de falsa oposición
ya hay voces clamando por levantar las sanciones contra el régimen para que
este pueda cambiar crudo por diésel en los mercados internacionales y así
“evitarle mayor sufrimiento a los venezolanos.”
Aceptar esta
tesis sería aceptar el chantaje del chavismo que usa a la población civil
venezolana como escudo humano para defenderse a sí mismo de las sanciones que
van contra él y no contra los venezolanos. Además esto implicaría que
ingenuamente se piensa que al recibir combustible el régimen lo destinaría para
el consumo de los venezolanos en general y no para el uso exclusivo de sus
huestes civiles y militares.
Si
la administración de Joe Biden en los EEUU y el resto de la comunidad
internacional quisieran de verdad sacar al chavismo del poder y si además
fuesen coherentes y consecuentes con su propia estrategia deberían considerar
la pertinencia de ejecutar sanciones mucho más severas y serias que
efectivamente logren desestabilizar al régimen.
Pero las
sanciones que se le han aplicado al régimen chavista hasta ahora no han logrado
absolutamente nada. Y si aun así ya se comienza a hablar de levantar
parcialmente las medidas o de atenuarlas para no afectar a la población o como
incentivo a unas negociaciones ya sabemos entonces cómo termina esto.
El caos y la
tragedia que hoy sufre Venezuela se multiplican en forma exponencial por los
embates del coronavirus. Mientras el chavismo siga en el poder eso no cambiará
y por el contrario solo podemos esperar más muerte y desolación. ¿Cuantos
cientos de miles de venezolanos tendrán que morir por culpa de estas políticas
ambiguas y ambivalentes antes que se comprenda que el régimen chavista solo
saldrá por vías de fuerza? .-@humbertotweets
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