Este era un
tema tabú más o menos hasta el 2013. Pero con el paso del tiempo lo que desde
1999 era una sospecha hoy, en 2020, es una inocultable certeza: La oposición
venezolana representada por los partidos políticos ha sido y es
colaboracionista del régimen chavista.
Muy temprano
se dió cuenta Hugo Chávez que estaba tratando con políticos que querían
exactamente lo mismo que el: Dinero. En eso el chavismo y la falsa oposición
han coincido en estos veinte años y han hecho de la política un formidable negocio.
Ya casi nadie
se acuerda que esta oposición política es la misma que en algún momento nos
vendió la tesis de apoyar nada más y nada menos que a Francisco Arias Cárdenas
para oponerlo a Chávez. Se pensaba como una jugada estelar para dividir al
chavismo. Estelar fue la maniobra de Chávez que comenzaba a probar el globo de
ensayo de imponer su candidato a sus propios “opositores.”
Hugo Chávez
entendió que con el uso del poder que le daba el estado podía no solo influir
sino prácticamente decidir los movimientos y los candidatos de la oposición. En
su momento Chávez decidió por ejemplo que el gobernador de Miranda sería
Henrique Capriles. También resolvió que María Corina Machado no podría ser
diputada. Impuso como candidato a la Alcaldía de Libertador a Antonio Ledezma
contra Leopoldo López.
Han sido
sucesivas maniobras que el chavismo ha ido perfeccionando hasta convertirlas
casi en un arte que involucra inhabilitaciones, entregas directas de dinero e
inmunidades y prebendas a los jefes de la oposición.
Pero el caso
de Capriles Radonski ha sido quizás el más emblemático. Desde los inicios de su
vergonzosa carrera política Capriles ha sido uno de los peones del chavismo
plantado en el seno de la falsa oposición. El viciado sistema electoral
chavista le entregó a Capriles la alcaldía de Baruta, la gobernación de Miranda
e hizo de él dos veces el candidato
presidencial de la oposición.
En cada
elección, pero sobre todo en las dos presidenciales, Capriles y la falsa
oposición fueron claves para reconocer el régimen político y electoral del
estado chavista. El Capriles que hoy llama a negociar sin vergüenza con el
régimen chavista y que pide suspender las sanciones financieras en Washington
contra Boliburgueses y Bolichicos es el mismo Capriles que en dos oportunidades
traicionó, se rindió y le entregó -¿vendió?- las elecciones al chavismo (2012 y
2013). La única diferencia es que ahora, con el paso del tiempo, todo se ve más
claro. Además el propio Capriles ahora
se ha quitado la careta y públicamente se asume a sí mismo tal como es: Un
mercenario de la política al servicio del chavismo.
Pero no es solo
Capriles. Todos son iguales. Leopoldo López, Juan Guaidó, Julio Borges, Henri Falcón,
Manuel Rosales, Ramos Allup, y la nueva cepa de jóvenes parásitos que desde
Voluntad Popular y Primero Justicia ya comienzan a superar a sus mentores. Al
igual que Capriles todos quieren lo
mismo: Ponerle la mano al estado chavista para robar a sus anchas y mientras lo
logran hacer de la “oposición” un lucrativo negocio que les paga por un estilo
de vida ostentoso con dineros recibidos del propio régimen chavista, de la
ayuda humanitaria y de los activos de Venezuela en el exterior.
El que los
venezolanos y algunos países reconozcan a ese lumpen político como “la
oposición” es lo que les ha facilitado a estos mercenarios de la política hacer
negocios hasta con el chavismo en nombre del pueblo que dicen representar. Se
trata de un círculo vicioso de elecciones, negociaciones y reciclaje de
promesas para volver con el mismo ciclo otra vez: elecciones, negociaciones,
etc. Cambian los rostros del chavismo y los de la falsa oposición pero el
circulo vicioso se mantiene intacto, cada vez sacando del sombrero del mago una
nueva falsa esperanza para estafar a la gente y hacerle creer que ahora sí...en
eso se nos han ido 20 años, miles de asesinados, y un ex país que naufraga a la
deriva en el mar Caribe.
Para liquidar
al chavismo primero hay que destruir a la falsa oposición que es su sostén.
Para los venezolanos es un tema vital y existencial. Hay que hacerlo o
rendirnos y aceptar que no habrá más Venezuela.- @humbertotweets
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