I. INFORME. La semana pasada circuló por las redes sociales un presunto informe atribuido al PSUV en el cual se analiza la crisis nacional y se concluye con la necesidad de salir de Maduro. Luego de leerlo hablé con una fuente vinculada a la Dirección Nacional del PSUV, más que una “fuente de información” es un viejo amigo a quien conozco desde los ‘80. Esta fuente negó la autenticidad del informe. Me aseguró que el referido informe es falso y parte de una campaña mediática de la derecha. “Esas cosas no se escriben, camarita...” Lo que si es cierto, me aseguró, es que en el PSUV se ha analizado la coyuntura y se sopesa una estrategia con varias tácticas para sobrevivir -o al menos tratar de hacerlo- al tsunami político y social que vive Venezuela y que amenaza al gobierno.
II. ESTRATEGIA. Según la fuente el objetivo fundamental del
PSUV es hacer todo lo que sea necesario para cruzar el puente de 2016 y llegar
con vida al 2017. Esto significa evitar revocatorios y elecciones -incluidas
las de gobernadores- las cuales signifiquen ceder espacios a la oposición. El
objetivo es promover una transición dentro del chavismo controlada por el
propio chavismo, no por la oposición. Esta
acción buscaría elevar a la Presidencia a Aristóbulo Istúriz quien tendría dos
años para posicionarse como el candidato de la revolución para el 2018.
III. táctica. Se
usarán tácticas dilatorias con el CNE y judiciales con el TSJ para lograrlo. Desde
el punto de vista económico y social la táctica -¿?- es contener la situación
para que no empeore, evitar medidas económicas que impacten directamente a la
población y pagar los compromisos externos a cualquier precio. Descartan de
plano un ‘default’. La forma de instrumentar esta transición es que Nicolás
Maduro pondría su cargo a la orden de la revolución y el PSUV -como partido de
la revolución- promovería a Aristóbulo a la Presidencia con todo el apoyo de la
dirección nacional y el alto mando de las FANB, o al menos eso esperan. Maduro
saldría con honores y por la puerta grande para convertirse en “un humilde
militante del PSUV”.
IV. MEDIDAS. El nuevo Presidente Istúriz no sería en
esencia diferente a Maduro en el sentido de ser el ejecutor de políticas
concertadas con el PSUV y las FANB. Lo novedoso es la intención de darle un
vuelco a la revolución con medidas pragmáticas y audaces que tomen forma en un
acuerdo de salvación nacional negociado con la oposición. Estas medidas podrían
incluir negociar un programa de ajuste mínimo para reactivar la economía. Trataran
de lograr que la oposición se involucre en la elaboración de este plan y
comparta el costo político de su ejecución, so pena de quedar como politiqueros
a quienes solo les interesa criticar al gobierno. Otra medida que estarían
considerando es la liberación de los presos políticos más emblemáticos (López,
Ledezma, Baduel). Todo lo cual le daría impulso e imagen de amplitud al nuevo
Presidente y prospecto de candidato para el 2018.
V. ¿funcionará? Nicolás Maduro, el PSUV y las FANB tienen todo para ejecutar y,
posiblemente, tener éxito con esta estrategia. Lo tienen todo, menos una cosa esencial en política: Tiempo.
La velocidad de la crisis y la descomposición es tan brutal que quizás el país
llegue reventado en mil pedazos a 2017 si antes no hay un cambio de dirección.
Cada día pesa como un año. Esta estrategia es tan débil como la de la oposición
apoyándose exclusivamente en las debilidades y los errores del gobierno para
avanzar. Se nota el viejo resabio marxista de asumir la historia y el análisis
de la coyuntura en forma determinista. Con este diseño el régimen se lo juega
todo. ¿Funcionará?
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