A nadie debe
sorprender el documento de la Conferencia Episcopal Venezolana llamando a
legitimar en elecciones fraudulentas al régimen chavista. Desde el comienzo de
la tiranía Chavista esta oficina administrativa de la Iglesia Católica ha
mantenido una línea política inalterable de apoyar la pseudo legalidad chavista
derivada de la Constitución de 1999 y suscribir todas las estrategias
colaboracionistas articuladas por la falsa oposición desde participar en
elecciones fraudulentas y mesas de negociaciones hasta desmovilizar la
insurrección ciudadana.
En lugar de ser
el templo de refugio para proteger a la resistencia ciudadana y convertirse en
la voz de esperanza de una nación que se niega a morir, la burocracia de la
Iglesia Católica en Venezuela se ha reducido al papel de instrumento de
manipulación por parte del régimen y su falsa oposición, abusando de la fe de
quienes creen en los intérpretes de la palabra de Dios.
El documento
en cuestión debe ser examinado cuidadosamente porque fue redactado en términos
ambiguos y ambivalentes para permitir variadas y cómodas interpretaciones que
permiten justificar el llamado a votar como la única opción frente al falso
dilema de quedarse de brazos cruzados.
El segundo
párrafo del referido documento comienza por ratificar lo que ha sido la
política entreguista de la MUD y la falsa oposición: Una defensa sentida de la
democracia e institucionalidad chavista. La CEV llama a asumir la “normalidad
ciudadana” por la vía racional del voto en un país donde la ausencia de instituciones
y garantías nos ha retrocedido a la barbarie. Frente a las mafias chavistas que
hoy controlan a Venezuela la única racionalidad posible es un acto puntual de
fuerza que los saque del poder para proteger la vida y la integridad de la
familia venezolana. Pero la CEV prefiere hacer un llamado pérfido a la
racionalidad del voto aunque en forma aún más irracional admita en el mismo
documento que el proceso al cual llama a participar está plagado de insalvables
irregularidades.
Para sellar la
invocación el documento remata: “...la participación masiva del pueblo es
necesaria y podrá vencer los intentos totalitarios y el ventajismo de parte del
gobierno.” Este tipo de voluntarismo solo comparable con la política ficción ha
sido la causa de que muchos venezolanos, civiles y militares, estén presos y
torturados y otros tantos hayan sido asesinados por el régimen chavista. Muchos
de ellos llevados bajo engaño al matadero bajo la falsa creencia metafísica que
solo basta con un “Creer es Poder” o el ultra demagógico “Fuerza y Fe”.
Los
venezolanos han participado y atendido todos los llamados que se le han hecho
desde la CEV y la falsa oposición para participar masivamente en elecciones.
Han sido ya casi dos décadas votando masivamente una y otra vez para finalmente
descubrir que todo era una gran estafa política para atornillar al régimen por
“vías democráticas”. Votar “masivamente” es el narcótico que se usó para
adormecer a los venezolanos, pero ya hoy el tiempo y la sangre derramada ha
inmunizado a la mayoría ante los efectos
letales de la droga electoral.
El documento
de la CEV relativiza la gravedad de la tragedia y se refiere al régimen
chavista en perfumados y maquillados términos de “intentos totalitarios” y
“ventajismo”. ¿Intentos totalitarios en un país azotado y desangrado por los
colectivos y bandas chavistas? ¿Ventajismo en un régimen político hecho a la
medida del chavismo y que lo controla todo hasta el número de votos que saca la
“oposición”? Hablar de “intentos totalitarios” y “ventajismo” es una insolente
e inmerecida bofetada de los miembros de la Conferencia Episcopal Venezolana
contra todos los venezolanos. Y provoca, con serenidad y estoicismo, poner la
otra mejilla tan solo para mirar, por unos instantes, a los ojos del agresor.
El documento
de la CEV es una jugada política que invoca retóricamente el bien común pero
que carece de religiosidad y le da la espalda a la fe cristiana para lavarle la
cara a la tiranía. Gracias a Dios y por fortuna para la civilización occidental
de tradición judeocristiana, los discípulos de Jesús tuvieron la firmeza, el
carácter y la convicción que hoy carecen los miembros de la Conferencia
Episcopal Venezolana para propagar y defender la fe. De lo contrario jamás
habríamos conocido a la Iglesia Católica.-
@humbertotweets
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