domingo, 19 de julio de 2020

Límites y posibilidades para una unidad de las oposiciones frente al régimen chavista

   Continuando con el debate iniciado hace varias semanas aquí con el profesor Carlos Hermoso hoy voy a referirme a los puntos más resaltantes de su último artículo publicado en El Pitazo “Coincidencias y diferencias. Pero avanzar en el camino de la unidad”. Aprovecho para reconocer, una vez más, la transparencia y claridad en la exposición del profesor Hermoso. Tratare de confrontar sus tesis en forma sumaria y concreta por considerar que un análisis con mayor rigor y profundidad desbordaría el ámbito de una columna de opinión. 
   El enemigo a vencer. El enemigo a derrotar es una realidad material y sustantiva. Y este no es otro que el estado chavista cuya médula está conformada por complejas estructuras políticas, militares y financieras dispuestas a movilizar sus recursos para mantenerse en el poder. El profesor Hermoso caracteriza correctamente al enemigo y sugiere atacar su médula que serían las mafias encabezadas por encabezadas por Maduro, Cabello y Padrino. En esto estamos de acuerdo.
   La combinación de formas de lucha. Es necesario combinar diferentes formas de lucha y privilegiar aquellas que garanticen mayor acumulación de energías para cambiar la correlación de fuerzas. Igualmente esto significaría desechar aquellas que por su propia naturaleza contribuyan a confundir y debilitar a las fuerzas opositoras. Por las razones que ya hemos explicado en otros artículos, para nosotros la fractura militar interna, la intervención militar internacional y las protestas en la calle estarían en el primer grupo y las elecciones convocadas por el régimen en el segundo. Entonces aquí podríamos estar en acuerdo o desacuerdo dependiendo de cómo se plantee esa combinación de formas de lucha.
   La transición. El profesor Hermoso acota lo siguiente: “En las transiciones, de lo que sea, la convulsión arrastra en una dirección dominante, pero se puede producir una regresión que haga que la cosa antigua se recomponga.” Estamos de acuerdo en lo que se refiere al posible resultado de una transición. Tan es así que nosotros descartamos la tesis de la transición como fórmula política y proponemos la tesis de la ruptura con el régimen chavista, justamente para evitar lo que el profesor Hermoso advierte y es que “la cosa antigua se recomponga.” Además la idea de transición sugiere que de alguna forma habrá una suerte de cooperación del nuevo régimen con el nuevo a cambio de ciertas concesiones. Esto es una ilusión inviable al menos hasta que se logre primero el nivel de reducirlos militar y políticamente.
   El artículo 350 y la constitución chavista de 1999. Para el profesor Hermoso analizar al régimen trasciende el ámbito jurídico. Es cierto. Justamente por eso nosotros proponemos un desconocimiento material de la constitución chavista de 1999, no sólo porque fue aprobada en  fraude a la Constitución de 1961 sino porque además, lo que es peor, destruye las bases republicanas de la nación venezolana. Por otra parte mal podría invocarse el artículo 350 de la constitución de 1999 como para tratar de asirse a algún tipo de justificación jurídico-legal para rebelión. Algunos militares caen en esta trampa que solo conduce al mismo punto de partida al reconocer la pseudolegalidad en la que se apoya el régimen. Una rebelión política y militar no necesita basarse jurídicamente en el artículo 350 de esa constitución. Bastaría la razón histórica de cualquier venezolano para declararse en rebelión y por la defensa de un propósito superior como es la recuperación de la nación venezolana frente a la tiranía chavista. Esto nunca podrá ser resuelto en el ámbito jurídico sino por vías materiales y de hecho.
   El monopolio de las armas. Tal como dice el profesor Hermoso “Toda forma de dominación supone el ejercicio del poder bajo el monopolio de las armas.” Hoy las armas de la República están en manos de un ejército que actúa como el brazo armado del régimen para someter a la sociedad. El estado chavista ha comprado ese apoyo haciendo parte a oficiales de sofisticadas redes de corrupción y lavado de dólares. A quienes están en la base de la pirámide militar les permiten raterías de más baja monta como el robo, la extorsión y el tráfico de droga en menor escala. El estado de descomposición de las fuerzas armadas reduce a una mera ilusión pensar que algún día escuchará los llamados de los venezolanos y se levantará contra el régimen. Frente a esto solo queda la confrontación con otro ejército profesional que les reduzca militarmente sin descartar fracturas militares internas derivadas de luchas intestinas por el control de las redes de distribución de droga y otros ilícitos. En suma, hay que quebrar ese monopolio de las armas que ha sido fundamental para sostener al régimen chavista.
   Un programa para la unidad. Si algo he aprendido de este debate con el profesor Carlos Hermoso es poner esa idea de la unidad de la oposición venezolana frente al régimen chavista en una perspectiva más realista y no idealista. Partiendo del reconocimiento de la diversidad social y política de la sociedad venezolana es imposible aspirar a una unidad del tipo “aquí caben todos” aunque se trate de todos quienes estamos en contra del régimen chavista. Hay diferencias sustanciales que no se pueden obviar en cuanto a la caracterización del régimen (¿Narcoestado o solo mal gobierno?), la forma de confrontarlo (¿vías de hecho o elecciones?), y qué hacer luego de su derrocamiento (¿República de ciudadanos o estado de partidos?).
   Sin embargo, cada una de esas instancias ofrece posibilidades para el acuerdo y el disenso. La tarea es ver que tan lejos podemos avanzar en las áreas de acuerdo y mantener el debate sobre todo lo demás, al tiempo de incorporar otras fuerzas políticas y sociales más allá de los partidos a esta discusión.- @humbertotweets

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