La falsa
oposición ha fracasado en definir una estrategia de lucha política exitosa
contra el régimen. En casi dos décadas los esfuerzos se han concentrado en
negociaciones y elecciones. Las movilizaciones de calle más grandes que se han
convocado han sido rápidamente desarticuladas para sembrar más desesperanza y
confusión con la tesis electoral.
El
fetichismo electoral ha dominado la agenda de la falsa oposición. Aunque abunda
la evidencia en contrario estos operadores continúan aferrados a pedir por condiciones
electorales favorables dentro de un sistema político electoral diseñado para beneficiar
al chavismo.
Para esta oposición
todo se reduce a tratar de cambiar el gobierno jugando dentro de sus propias
reglas. Da pena ajena que se traten de justificar las derrotas políticas de la
MUD porque esta fue incapaz de escoger un burocrático secretario ejecutivo o
porque se incumplieron acuerdos clientelares entre las franquicias partidistas.
En realidad lo
que ha fracasado ha sido la siempre equivocada estrategia de la unidad
clientelar para lo electoral. Ahora que el régimen ya no cuida las formas se ve
con más claridad el engaño de la falsa oposición siempre escondida detrás de un
discurso retórico contra el gobierno pero dispuesta a nunca salirse de los
rígidos limites de la legalidad del estado chavista. Esa idea de unidad ha
fracasado aunque la siguen invocando como el último recurso para enfrentar al
régimen.
Lo que se
impone es otro tipo de unidad. La unidad con propósito insurreccional para
confrontar y destruir las estructuras políticas, financieras y militares del
estado chavista. Esto ciertamente no se logra con votos. Para esto es necesario
promover una alianza entre fuerzas sociales civiles y las facciones institucionales
y honestas de las fuerzas armadas que pueda articular una estrategia de
victoria y poder.
Solo sobre
la destrucción del estado chavista será posible plantearse un cambio político
que recupere la republica en Venezuela. Para este propósito hace falta unidad,
pero no la unidad colaboracionista. Hace falta una unidad de tipo
insurreccional que sume fuerzas en torno a una tesis y un propósito político común
de desmontar el tinglado pseudo legal que sostiene al régimen. En esta unidad
de tipo insurreccional no caben quienes quieren seguir participando de las bondades
del régimen del estado chavista.-
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