No
hay forma de explicar 19 años de tiranía chavista sin la complicidad de la
falsa oposición. Esa complicidad ha operado en diversas formas e intensidades.
Están los negocios directos que unen al régimen con la oposición en la
asignación de contratos a testaferros para financiar a partidos y en joint ventures como Odebrecht.
Pero
también están los falsos dirigentes opositores que aunque no reciben
asignaciones directas del estado chavista reciben un trato preferencial con
ciertas garantías que les permiten seguir en la política sin que los toquen a
cambio de que adecuen su discurso a los intereses del régimen.
Es
una táctica que se basa en usar a los propios operadores de la falsa oposición
como voceros de los intereses del gobierno. Así estos falsos opositores
esconden su intención real de convivir y cohabitar políticamente con el estado
chavista tras un manipulado discurso de negociaciones y vía electoral para
salvar a país.
Lo
perverso de esta táctica es que se apoya en situaciones concretas para imponer a
la sociedad una manera de hacer oposición, una que aunque vocifere
retóricamente al mismo tiempo desmovilice a la gente y desarticule la lucha
real. Se trata de una forma sofisticada de usar a estos pseudo opositores para
evangelizar la servidumbre voluntaria como condición para vivir en Venezuela.
Ese
es el metalenguaje que transpiran por ejemplo Henry Ramos Allup y Acción
Democrática cuando justifican la acción servil de sus cuatro gobernadores para
gestionar la supuesta liberación de los presos políticos que no ha sido tal. En
el fondo lo que intenta el régimen es usar elementos de la misma oposición para
convencer al país que la lucha es inútil y que la única forma de oponerse al
régimen es la forma legal y constitucional que el propio régimen lo permite. O sea
una forma que sea tan inofensiva que le asegure al chavismo otros veinte años
en el poder.
En
medio de la tragedia de un país que se cae a pedazos y que requiere una
respuesta política inmediata para enfrentar al régimen Acción Democrática
anunció que visitará todo el país para “escuchar qué es lo que quiere el
pueblo.” Eso no es más un típico cinismo de Ramos Allup para emboscar a la
gente con falacias tales como “el régimen cae con votos, no con balas.”
Una
dirigencia opositora verdaderamente honesta y digna sabría orientar y liderar
la lucha social. En realidad lo que busca AD es propagar la desesperanza y
justificar la cultura del servilismo de absoluta factura chavista para volver a
caer en la trampa de unas elecciones.
El
estado chavista y sus evangelizadores de la falsa oposición deben ser
enfrentados con la misma intensidad para poder recuperar la república.-
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