La
Mesa de la Unidad Democrática es una alianza electoral creada justamente para
eso, para participar en procesos electorales. Esto parte de la premisa, hoy
destrozada por la realidad, de que exista un ambiente con garantías políticas
suficientes para que los ciudadanos se expresen libremente.
Lamentablemente,
desde 1999 el régimen de Chávez tomó por asalto todo el sistema político y
electoral para fabricar resultados a su conveniencia. Esta perversión se
manifestó en muchas formas. El ventajismo, el uso de dineros públicos para las
campañas oficiales, el papel de militares y bandas armadas para intimidar a los
electores, la manipulación del registro electoral, la reubicación de centros de
votación, etc.
Pero
lo más grave de todo es que el régimen anuló cualquier institución del estado
venezolano que podría intervenir para sancionar y corregir estas anomalías. Así
el gobierno de chávez, y luego el de Maduro, controlaban todas y cada una de
las instancias del proceso electoral en un fraude permanente que ha sido
refrendado por la pseudo legalidad chavista desde el también fraudulento
Tribunal Supremo de Justicia.
Sin
duda que el régimen comenzó a actuar como una tiranía en contra de la voluntad
popular desde el principio. Y también desde el comienzo la oposición electoral
aceptó como normales unas desviaciones que nos han traído a la debacle del
sistema político venezolano.
Con
el argumento de que la única forma para salir de este régimen era la vía
electoral se sacrificaron todos los otros métodos de lucha y la dirección
opositora embarcó a todos los venezolanos en una lucha inútil y fútil que nos
arrastraba de ningún lado a ninguna parte.
Aceptar
formar parte del circo electoral del régimen chavista venía con el precio de
legitimar un sistema que ha sido fraudulento desde el principio. Es el precio
que decidió pagar la MUD. Invocando tesis metafísicas y voluntaristas la
oposición electoral siempre ha dicho que si vota bastante gente se podría
superar el fraude del régimen. Esto por supuesto significaba admitir la
monstruosidad del fraude pero al mismo tiempo atemperarse con la falsa ilusión
del cambio por la vía electoral. Y con esa narrativa nos han tenido durante
diecinueve años.
Hoy
la realidad revienta pestilente y viscosa en la propia cara de la MUD. Después
de tanto estirar la arruga de la mentira hasta la misma oposición electoral
tiene que admitir que efectivamente no hay forma de ganarle al régimen en las
actuales condiciones de fraude, que son las mismas que ella aceptó desde 1999.
Aunque
en el fondo la MUD abriga la esperanza de que el régimen en alguna negociación
conceda las garantías para unas elecciones en las cuales sería decapitado. Por
eso la MUD sigue insistiendo, ya ni siquiera pide, ahora ruega e implora al
régimen para que en un gesto de sentido común piense en el país y acepte las
condiciones de su muerte. Otra ilusión vana como aquella de la vía electoral.
La
MUD y su forma débil y colaboracionista de hacer oposición al régimen han
quedado completamente desbordadas en la actual coyuntura. Lo que se necesita es
una alianza amplia para derrocar la dictadura y no una franquicia electoral
para agenciar los intereses particulares de cada partido. En otras palabras,
ante la ausencia total de una salida electoral y democrática el esquema de lucha
basado en una alianza electoral para unas elecciones con musiquita y bailantas
ha quedado superado.
Tan
es así que la MUD ha tratado de sobrevivir esta nueva coyuntura llamando en
forma oportunista a no participar en las elecciones fraudulentas del 20 de mayo
y escondiéndose detrás de un sospechoso frente amplio para pedir mejores
condiciones electorales al régimen, pero sin ningún resultado. La gente ya no
cree en las consignas blandengues y oportunistas. La MUD está a la deriva,
tratando de justificarse a sí misma, sin tesis ni propuestas. Mientras tanto el
país está incendiado por la protesta social que reclama en forma urgente una
nueva dirección política de la verdadera oposición para derrocar al régimen y
no para negociar con él.- @humbertotweets
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