I. TRAMPAS. Con dos semanas de atraso y la mayor cantidad de trabas burocráticas el CNE entregó a la MUD la famosa planilla Para el referéndum. Se trata del mismo CNE que dijo haber verificado 10 millones de firmas contra el decreto de Obama y ahora se tomará varias semanas para verificar las de la oposición. No fue casualidad que el mismo día que el CNE entregó la planilla el Presidente de la República anunciaba que sólo se trabajarían 2 días a la semana. Esto afectará los cálculos de los días hábiles en los lapsos para convocar y realizar el referéndum revocatorio. Otra demostración que el gobierno tratara de evitar cualquier conteo electoral este año.
II. REDUCIDO. El régimen y el PSUV han disminuido
sustancialmente su apoyo popular. En la calle son chavistas y miembros de
colectivos quienes lideran el saqueo contra los “empresarios de la derecha.” Al
régimen sólo le queda tratar de imponerse con su aparato represivo militar-policial
y el auxilio del CNE y el TSJ. Las encuestas confirman el nivel de rabia e
impotencia que se respira en la calle. Si es cierto que más de un 80% de
venezolanos rechazan a Maduro esto sin duda incluye a chavistas. El régimen ha
descartado de plano la renuncia de Maduro, por ahora. Al menos hasta que se complete
la mitad del periodo y se puedan evitar nuevas elecciones. Pero la debacle del
PSUV podría cambiar los planes.
III. ROJO VIVO. El país esta ardiendo por los cuatro
costados. No hay comida, agua, ni electricidad. La rabia popular se apodera de
las calles y en acciones espontáneas ocurren trancas, protestas y saqueos.
Estas expresiones de descontento ponen en evidencia la frustración y falta de
confianza con el gobierno. Pero además se percibe desesperanza ante las posibilidades
reales de que la oposición logre un cambio político por las vías institucionales.
El país vive en una olla de presión donde el gobierno ha bloqueado practicante
todas las opciones a una salida democrática a la crisis. Y esa olla parece
estar a punto de estallar.
IV ACTO FINAL. El régimen pareciera jugarse su última carta
para preservar el poder: Caos. Es una opción suicida, pero parece existir una intención
deliberada en permitir que el nivel de descontento aumente y se exprese en
forma violenta para justificar la suspensión de las garantías Constitucionales
y eventualmente la suspensión de las elecciones programadas para este año. Sin embargo,
esta medida tampoco resuelve las contradicciones de fondo en lo económico y lo
social. Es un acto final desesperado para aferrarse al poder a costa de lo que
sea.
V. DECISIONES. La crisis eléctrica es emblemática de la
crisis social y política que vive el país. El gobierno gastó millones de dólares
en equipos que nunca prestaron su servicio en CORPOELEC y tanto la represa del
Guri como las Termoeléctricas jamás recibieron el mantenimiento adecuado. Ahora
cuando esas instalaciones deberían estar dispuestas para afrontar la emergencia
por la sequia están literalmente a punto de colapsar. La corrupción y la crisis
eléctrica se han combinado para poner al gobierno en una peligrosa disyuntiva:
Mantener las turbinas activadas a riesgo
de un colapso inminente o apagarlas y afrontar el riesgo de una rebelión civil
como respuesta a un apagón nacional. En cualquier caso las noticias no son
buenas.
@humbertotweets
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